Blas Jesús Muñoz. El tablero de ajedrez en que se ha convertido la apertura o no de la segunda puerta de la Catedral ha avanzado en su partida ostensiblemente durante los últimos días, a consecuencia de la rueda de prensa en que la Consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar anunciaba su intención de aguardar a la opinión de la Unesco.
Una opinión que se producirá de forma previsible de cara a bastante tiempo. Toda vez que, la consulta, se ha tenido la punta del iceberg, tras un informe del Iconos que habla de "mutilación" del templo y que previene sobre el posible daño que causan las cofradías al mismo. Cabe recordar, a este respecto, que la celosía tiene cuatro décadas y que durante siglos (de forma más o menos interrumpida) algunas de las corporaciones penitenciales de la ciudad han desfilado por la antigua Basílica de San Vicente.
Tampoco es desdeñable el hecho de que fuese hace meses, cuando el edil de Izquierda Unida y Primer Teniente de Alcalde, Pedro García, manifestara su intención de someter la aprobación de la Licencia de obra a consulta de la Unesco. Ello se debía a que la Consejería de Cultura había resuelto de forma positiva la apertura, en primera instancia.
Entre tanto, por parte de determinadas voces tanto en redes sociales como en otros foros, han sugerido la posibilidad de que la decisión unánime de las hermandades tenga tintes políticos, mientras que desde la Junta se asegura ahora que no se ha querido perjudicar a las cofradías cordobesas. Si bien, no es menos cierto que la demorada apertura imposibilita, en buena medida, la creación de una carrera oficial.
Así las cosas y con la determinación unánime de las hermandades de Córdoba de acudir al templo catedralicio, se espera un pronunciamiento del gobierno municipal que, hasta la fecha, no se ha producido y que choca puesto que, desde la Junta, se ha atendido al deseo del Primer Teniente de Alcalde.