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sábado, 21 de noviembre de 2015

Enfoque: "Perdonar a los terroristas es asunto de Dios, enviarlos con Él es cosa mía"


Blas Jesús Muñoz. La frase no es mía, sino que por redes sociales se ha venido atribuyendo al Premier ruso, que no soviético aunque pudiera llegar a darse el caso, Vladimir Putin. A la postre, se trata de un viral más de los que circulan por Internet, tan desacreditados como utilizados por muchos medios generalistas que ven en ese tipo de noticias (aunque se escriba un párrafo crítico, eso sí, con el vídeo o el fake en cuestión), una fuente incuestionable de visitas que, a la postre, son por las que se paga la publicidad.

No es menos cierto que la expresión no parece muy desacorde con la visión del mundo del madatario que gobierna de Sebastopol a los Urales. Como tampoco resultaría descabellada oírla de boca de cualquier general judío, apostado en los Altos del Golán, aguardando el momento de desatar el Apocalipsis, aunque dicho texto pertenezca al Corpus Joánico y no a los textos veterotestamentarios que reconoce como propios la Biblia Hebrea.

En contraposición, chirriaría en la Alcaldesa de Córdoba. Primero, porque su relevancia internacional no llega más allá de Majaneque. Segundo, porque ella es más de guardar silencio, tanto por las víctimas "civiles" de Raqqa (dígame usted que civil queda allí que no haya huido o lo hayan matado), como cuando los miembros de su tri o bipartito se salen del guión o acuden al que han predicado toda vida, invocando (algunos) el marxismo-leninismo como un estilo de vida, una fe que no es tan "molesta" como la de las cofradías.

"No voy a aceptar que algunos me den lecciones de democracia, de defensa de las libertades, de defensa a ultranza del estado de derecho y menos a aquellos que han usado la mentira y el insulto para justificar ante los suyos algunas cosas". Ya que Ambrosio es tan libertaria sería bueno que se aplicara el artículo de la Constitución que habla de la libertad religiosa, el cual, en su espíritu y en la práctica, permite una cosa tan simple como que las cofradías vayan libremente a la Catedral. Por la boca muere el pez.










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