Blas Jesús Muñoz. La última quincena de diciembre anuncia
la inminencia de las fiestad que conmemoran el Nacimiento del Hijo emse
Dios y la reflexión y el balance del año transcurrido que, en cofradías,
ha sido notablemente intenso.
La Hermandad de los Dolores ha sido una de las
corporaciones que ha vivido con mayor intensidad un 2015 que, en su
epílogo, deja en el recuerdo un buen número de acontecimientos, en torno
al 50 Aniversario de la Coronación Canonica.
Desde un jubileo hasta el traslado a la Catedral, así como
la salida extraordinaria han ido marcando el pulso de unas celebraciones
que encontraron una de sus estampas más reconocibles en el majestuoso
encuentro en la Catedral, durante el Regina Mater, entre la Virgen de
los Dolores y la del Rosario, en uno de esos instantes dificilmente
repetibles.
Sin embargo, el aspecto que pone el punto agridulce al 2015
de la Hermandad de San Jacinto, no es otro que la dimisión del capataz
de Nuestra Señora, David Pulido. Su marcha, a consecuencia de las
profundas desavenencias con el capataz del Crucificado, marca un momento
para la reflexión.