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sábado, 26 de diciembre de 2015

El Suspiro del Ángel: El único problema


Suspira el querubín revoloteando por magnos templos que son el epicentro de un terremoto de diez grados en la escala Richter. Pero sabe que las réplicas del mismo se dan en privado con dagas escondidas en el interior de una de las botas como los hidalgos del siglo de oro.

Suspiros alados por antiguos próceres que ahora gobiernan entre las sombras de Mordor y que no se pueden nombrar porque su nombre innombrable desata el miedo y mientras aprovechan para poner más piedras sobre las celosías.

Suspira el Ángel porque sabe que hay una hermandad que tiene un problema y por más problemas que diga el problema siempre es el mismo problema. Y el problema original no lo cuentan porque eso sí sería un problema como el del auxiliar que quieren colocarle al capataz como si no hubiera un problema.

Joaquín de Sierra i Fabra




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