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lunes, 28 de diciembre de 2015

La Chicotá de Nandel: Cumpliendo años


Cumplir años es algo bueno, nadie lo pone en duda, pero te deja esa cosita tristona en el cuerpo, menos a la hora de la celebración, o mejor dicho, al largo rato de celebración.

Termina el 2015 y con él, me despido yo también ya de los 32 años. Como recitaba el cantante, intensamente vividos. Terminan, y haciendo resumen, echando la vista atrás, me quedan muchas alegrías vividas. Ciñéndome solamente a este año que ya termina, las ha habido en gran o menor medida. También ha habido desencuentros, desengaños, entuertos, y aquello que algunos llaman problemas. Pero bueno, sigo ahí, con los que siempre ando, al lado de ellos, donde no hay problemas y donde uno está tranquilo, sereno.

Se echa la vista atrás, y desde el niño que todos llevamos dentro uno ve que las cosas han cambiado muchísimo, este año, ha dejado evidencias de ello.

No imaginaba en mi niñez, observando las figuras de capataces, hermanos mayores, personas que eran iconos como intachables cofrades, que todo podía cambiar tanto, que el nivel en esos cargos iba a decaer como la moneda en un mal día de bolsa. No lo imaginaba y es quizá la nota negativa que prevalece en nuestra Semana Santa, y no solo en este año pasado.

La marcha casi por completo de Manolo Carmona en las labores de vestidor, cómo se encuentran algunas hermandades económicamente hablando, las salidas de tono de aquellos que deben llevarnos, animarnos a ir a las Iglesias, encontrar desgraciadamente una gestora en una Hermandad (para bien o para mal, no me gusta), y los odios, las famosas “camas” de unos a otros para ese o aquel puesto, son en verdad lo que más me ha apenado en este año que termina.

Frente a ello, vemos que hay cosas que no cambian como Ánimas un Lunes Santo, lo veas el año que lo veas te transporta a tu niñez, con esa sobriedad que da el caché de los años, el cuidado hermoso y empeñoso de esos hermanos que cuidan que aunque la vida cambie, no cambie nunca el sabor de lo nuestro. El auge musical de la ciudad en sus diferentes formaciones musicales, la juventud que deja por donde pasa cada Hermandad donde sus grupos jóvenes han sido una nota de color en mayúsculas en este año, sea para recaudar, o para aportar, que no solo están para lo primero. El momento dulce de muchas hermandades, la aportación y la unión entre ellas, sea por lo que sea o defendiéndonos ya incluso de lo que sea, creo que es lo más reseñable en el aspecto positivo.

Tengo a amigos comandando hermandades. Amigos que comienzan o perfilan su estilo al frente de pasos, que es todo un orgullo personal. Tengo amigos que cada día se sienten más importantes en esta Semana Santa gracias a aquello por lo que antes eran ninguneados, la música. Y es que en todo cambio, algunas cosas van a peor, pero también otras cambian para el lado opuesto. No todo cambio es malo, siempre lo he defendido, aunque también defiendo aquella sentencia de que “las cosas deben de ponerse muy mal para ponerse bien”. Será por ello que espero que por fin, alguno se vaya a su casa, y deje ya a sus hermanos vivir en paz, vivir en armonía en su Cofradía, y que sobre todo el Obispado, meta las manos en el fuego de vez en cuando, no solamente en una de diez. Otro gallo cantaría.

Uno de mis deseos para 2016, para mis 33, ya se lo decía a Enrique Molina, uno que tras años de valía al fin va encontrando su sitio junto a los grandes, que no son otros que sus amigos. Entenderás Enrique que aunque tu mujer se ría, la Semana Santa sirve para hacer amigos, para encontrar verdaderos aliados en la vida en todo tu transcurrir, tú lo demuestras a los tuyos, a mí, y ese es el camino para que mañana, cuando tengamos que decidir, o tengan que decidir dos personas por el bien de su Hermandad, miren antes al amigo, que también tiene la suya, y no solamente se miren las hermandades su ombligo, no somos Hermandad si nos falta o le va mal a alguna, y es eso lo que espero para este 2016, que con tantos cambios y decisiones parece se aproxima.

 Que Charo siga al frente de esa Juventud, en verdad, verdadero y divino tesoro de esta ciudad, de los cofrades, qué gran trabajo tanto de Charo, como de los chicos jóvenes de la ciudad. Que, aquello que va bien nada lo cambie, como Sanmiguel al frente de este grupo, el cual, contra todo tipo de impedimentos de la vida, ha sabido salir a flote con una sonrisa, y una fuerza cada vez mayor tras un desaliento y otro.

Que la música, siga siendo proyecto de futuro, y que se den cuenta muchos que es una realidad del presente, las bandas son cada día más reclamo fuera de nuestras fronteras, y tienen que tener su sitio, y cada día, más privilegiado, tanto en el trato, como en su valor actual, de calidad, de esfuerzo, de inversión y recogida de frutos, todos ellos a día de hoy demostrables.

Que cambien el chip algunos, esos que están peleados con el mundo, y se resignen a perder su poderosa razón, intocable. Que se unan a aquellos que no piensan como él, que debatan, que el debatir, el opinar, el decir lo que se piensa, no es querer la pelea, la bronca, sembrar la desidia, el odio o trifulca, debatir, opinar, es quizá la salsa que ha movido esto durante años y años, en barras de bar, en tabernas, en trabajos, en las calles, en las mismas cofradías, porque debatir, opinar, es saber qué piensa el otro, y si se es inteligente, sobre todo, si se sirve para algún cargo mayor, se tendrá en cuenta cosas que nos digan, las mal hechas, y se intentarán cambiar. El que no cambie aquello que va mal, tendrá un 2016 con las mismas trabas de 2015, y los años, son para mejora, de la persona o el grupo, si no se dan cuenta de eso, mal les va a ir, y nos va a ir a todos.

Feliz 2016 amigos, hermanos, cofrades todos, que el Señor les traiga tanto bueno como merecen, y si sufren alguna pena como la condena del cáncer, la lacra de la indigencia, vienen mal dadas y se necesita alimento para uno o para algún conocido, acudan al Zumbacón, acudan a los Trinitarios, acudan a cualquier hermandad de las que viven para los demás, que hay muchísimas en esta ciudad, no se dejen ver por el Ayuntamiento, porque allí, ya saben que en 2016 ni se les quiere, ni se les espera, esa es la triste realidad de una ciudad en la que muchos, han perdido ya la esperanza, y las hermandades siguen ahí, empecinadas en que eso cambie y así no sea.

Feliz 2016, orgulloso de ser cristiano, creyente, cofrade, y tener a muchísimos amigos que comparten mi ilusión y viven en mi mundo. Feliz 2016 a todos, a todos, todos, sin que nadie, espero, quede por recibir mi sincera felicitación.



Fernando Blancas Muñoz




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