Una maldición como las de antes, como la del dios Momo y los Carapapas inventándose penas. Te toca y te convierte en sal o te dan un cajonazo más grande que al de Las Ruinas Romanas o te echan de tu cofradía o dimiten como capataz. Es la Medusa de los cofrades y es que la Alcalda te toca y te deja maldito y si te abraza ¡ya la has cagao', no te llaman ni para sacar a la Virgen del Divino Refugio de Fernando Poo. Y si no me creen miran al capataz de la Esperanza que la dejó levantar el palio y la abrazó y ¡Zasca! Dimite un poco antes de la igualá.
Pa' mi que también ha tocado a algún hermano mayor del Lunes y por eso no llegan al acuerdo. Y es que se rumorea que también ha abrazado a gente de bandas y ahora no nadie les da un contratillo. Imagínensela en el Mercado de la Victoria con lo bien que va, pos en un mes bancarrota, ruina, ruina. Al final la gente se va a costar y nadie se le va a querer acercar y va a cantar aquello de los Tintos de Verano del botellón y el vino. Y como su maldición es de traca y ella lo sabe, pos se ha inventado unas fallas pa' celebrarlo a lo grande, como a Tino Tóvar cuando le regalaron el primero por la cara con La Canción de Cádiz.
Juan Antonio Martínez Aragón