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sábado, 16 de enero de 2016

Diez semanas...


Blas Jesús Muñoz. Hay tweets que hablan por sí mismos y dan cuenta, con muy pocas palabras (acaso son necesarias), de la expectativa que siempre despierta la devoción procesada en esperanzas, llantos y alegrías que se desgrana, lentamente, en nuestro calendario emocional que se cuenta por Cuaresmas.

Así lo expresaba en la red social la Agrupación Musical Santísimo Cristo de Gracia, la cual, con las dos palabras que toma prestadas este titular, define de una manera contundente la espera, el porvenir. Una prosperidad que se contiene en la extensión mística de los brazos del Crucificado de los Trinitarios. Una longitud que abarca la ciudad para llevarla al abrigo de tantas generaciones.

Diez semanas, ya algo menos, que despertaran en un Jueves Santo diferente, en el que observaremos la vuelta del Esparraguero al suelo sacro del Patio de los Naranjos tras algo más de medio siglo. Diez semanas no son nada ante ese conteo y, sin embargo, también suponen un universo de deseos a punto de explotar a la primavera. 

La primavera que nace y se extiende en la Cruz que sostiene el peso del mundo en una imagen que se derrama, entraré sones y saltas, en la voz de su antiguo capataz, en los sones de su banda, en los apellidos que fueron parte de su historia generacional.

La Semana Santa, la más esperada, se cuenta en un paso tan lento que, estas palabras, quisieran alargar su zancada hasta Santa María de la Asunción. 


Foto Gente de Paz



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