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miércoles, 13 de enero de 2016

El cáliz de Claudio: Las cofradías, ese adolescente contestón


Fue como el paso de la pubertad a la adolescencia, donde la analogía existente entre cofradías y gobierno municipal comenzó a cobrar forma. Las primeras, entiéndase el símil, en pleno desarrollo hormonal comienzan a apercibirse de sí mismas, a preguntarse por su papel en el mundo, a descubrir que existe vida más allá de lo que siempre les contaron en casa y echan a caminar ilusiones frente al espejo.

Dentro de esta analogía también hay padres. Los típicos progenitores progres que vienen de haber nacido al mundo en los ochenta y que tomaron conciencia del mismo en las melodías de Sabina. Vienen del prohibido prohibir y, sin embargo, a nada que el hijo toma su primera decisión unilateral entran en pánico.

Entonces aparecen las primeras amenazas y, tras ellas, las primeras medidas, como la reducción de la paga (subida de impuestos) o la renegociación de convenios que, al lenguaje adolescente viene a suponer de nuevo la amenaza, pero más sutil, con mejor tono y el mismo fondo agrio de pérdida del estatus paterno-filial.

El concepto del padre como superhéroe cae a plomo cualquier noche a la hora de la cena o cualquier tarde a la hora de suspender la cabalgata. Descubres horrorizado que los Reyes son los padres y que, para colmo, tus padres son padrastros torpes que se agobian más que tú ante los problemas. Es el día en que descubres que estas sólo ante el mundo.

Blas Jesús Muñoz




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