LO ÚLTIMO

martes, 9 de febrero de 2016

El Viernes Santo de Álvarez Duarte


Blas J. Muñoz. Era demasiado joven e impulsivo cuando hace ya quince años descolgué el teléfono fijo de la casa familiar, llame a información y me hice con el número del imaginero. Una llamada impulsiva, cargada de temores, esperando el no y la luz se hizo. Días después me hallaba en Guadalupe, sentado frente a él y con los ojos tan abiertos y los oídos tan prestos como nunca antes los tuve.

Aun idealizan mis recuerdos aquellas palabras tan afectuosos sobre la Virgen del Rosario. Tan niña, tan mujer, de la que su autor hablaba como una hija (esto quizá lo entienda bien, mucho mejor que yo, mi querido Rafa Cuevas). Tanto fue así que, de vuelta a Córdoba, aquella misma tarde me escapé a San Pablo y pude contemplarla de otra manera en San Pablo.


Hasta cinco imágenes de la Mujer nos ha dejado en prenda Luis Álvarez Duarte en la capital. Y tres de Ellas procesionan en la tarde del Viernes Santo, una jornada que lleva su nombre y su sello personal para colmar de dulzura, misticismo y hondura dolorosa la jornada. La del Rosario, a su vez, la vio coronarse anímicamente, algo de lo que pocos artistas pueden presumir y, sin embargo, la grandeza de Luis radicaba en la emoción y naturalidad con que hablaba de ello.


Por su parte, la Virgen del Desconsuelo muestra otra faceta diferente del artista, al concebir el contexto de la imagen en un apartado trascendental que mira a la muerte con una palidez que implica la asunción de una realidad definitiva. Quizá ahí radique parte del rigor místico que emana de la Dolorosa de la Hermandad del Sepulcro.

Desconsuelo en su Soledad que toma las formas de la madurez doliente en la Soledad de Santiago. Una Mujer adulta, castigada por el vacío en que ha quedado tras su Cruz. El contraste y contrapunto a las otras dos Imágenes que guabiara Álvarez Duarte y que dan cuenta de la capacidad del artista, de la unción que muestra la diversidad de matices y formas que se proyectan en una misma jornada, el Viernes Santo.



Fotos Eva María Pavón y Antonio Poyato



Hoy en GdP