Blas J. Muñoz. La actual Alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, se prodiga poco tanto en ruedas de prensa como en actos cofrades (estos últimos no deben ser muy de su agrado). No obstante, la primera edil de la ciudad cuenta con un trío de primeros espadas que, o bien emulando a Los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas o bien a El Bueno, El Feo y EL Malo de Sergio Leone, parece que hubiera encontrado a sus Eastwood, Van Cleef y Wallach particulares.
La cara amable
David Luque, a la sazón Segundo Teniente de Alcalde, es la cara amable del gobierno local con respecto a las hermandades. Su intervención hace unos meses ante la Asamblea de Hermanos Mayores persiguió -o al menos hubo intento de ello- elevarlo como pacificador. Si bien, en la previa de aquellos días, hizo una comparativa poco afortunada con el juego del dominó, toda vez que, dado su pasado cofrade, cabría haber esperado algo más de ardor.
El hombre de las tasas
El hombre preocupado por la tasa se ha convertido en conocido para los cofrades, tras una legislatura anterior bastante gris. Seguramente, habría quien hubiese preferido que la nota no cambiase, pero no deja de ser cierto que sus insinuaciones de impuestos s obrevenidos, amenazas de multa a colegios o su afán por buscar pagadores para la limpieza del vilipendiado busto de Antonio Gómez Aguilar lo han puesto en la palestra reiteradamente.
Preocupado por la inmatriculación
Su supuesta admiración por el Icomos ha quedado difuminada por la palabra "expolio" para calificar las inmatriculaciones de la Iglesia. Pese a tener un pasado costalero, al Primer Teniente de Alcalde no le duelen prendas en defender su ideario hasta el punto de haberse granjeado un desafecto generalizado en el ámbito de las cofradías cordobesas.