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martes, 1 de marzo de 2016

Donde nace el Azahar: Más allá de las nubes


Blas J. Muñoz. Las semanas distaban perseguida cuenta atrás. Por un instante borró de de su mirada las sensaciones turbias de un pasado no tan lejano y quiso mirar al cielo de la infancia. Aquél que parecía inalcanzable desde la distancia infinita de aquel patio de su recreo. La mirada atenta a las nubes sobre fondo azul, no dejaban de descubrirle posibilidad y misterio.

La cara llena de churretes y la camiseta manchada por los juegos no lo alejaban de aquella contemplación ni de cuanto pasaba a escasos metros. Ajenos al bullicio del patio, los pasos cobraban su forma junto al Santuario y las historias anónimas continuaban su desarrollo argumental. El mismo que, años más tarde, iría descubriendo en un azar de actor secundario, de lector ocasional.

Nunca conoció lo que hubo antes hasta que un amigo le contó sus andanzas precedentes por aquellos mismos campos, por aquel azar de los días en que Juan Martínez Cerrillo era el presente de una de sus queridad cofradías. Hermandades como la de los Salesianos que crecerán hasta llegar al momento exacto de aquella Cuaresma.

Regresó a otra tarde junto al río. Quizá era Martes, quizá estaba en la otra mitad de la orilla que miraba a la Virgen de la Piedad desde la distancia de aquel patio antiguo. Misteriosa e inalcanzable, la infancia había regresado aquella noche, de regreso a su Santuario, por María Auxiliadora. 

Foto Álvaro Córdoba


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