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jueves, 7 de abril de 2016

Caído y Fuensanta, dos décadas tras el Descendimiento


Blas J. Muñoz. La perdurabilidad, en esto de las cofradías, se torna como un elemento poco común. Y, aunque no estemos en algunos casos lo suficientemente habituados, no por ello dejan de celebrarse casos que -poco a poco- van siendo más comunes. Una suerte de la que podemos disfrutar con algunos capataces de la ciudad y con alguna formación musical. 

Uno de los exponentes más certeros de este aspecto lo encontramos en la unión indisociable entre la Hermandad del Descendimiento y la Banda de Cornetas y Tambores Caído y Fuensanta. Dos décadas de relación fraternal que hacen prácticamente inimaginable pensar en cofradía o banda, separados el uno del otro. 

De hecho, el recorrido y evolución de la formación musical bien se comprenden en estos años de feliz sonido del metal, desde el Campo de la Verdad hasta la Catedral. Como tampoco se entiende el desarrollo que ha experimentado la hermandad sin los sones elegantes de su banda. Dos décadas más que productivas para dos instituciones que no se entienden la una sin la otra.

Foto: Álvaro Córdoba Hinojo


Recordatorio El Descendimiento



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