La cuenta atrás ya ha comenzado y de ello se han encargado de recordarlo hasta los sitios web más insospechados. Quedan 365 días rezaba hace bien poco un titular que no dejaba de ser sorprendente, tal vez, por el sustrato que dejaba de fondo para el que intuye que faltan noticias o hay exceso de creatividad, apenas días después del término de la Semana Santa. No quieran pensar en los titulares de agosto: "Los diez cofrades de más postín que veranear en Fuengirola". Da para un serial con las playas de Cádiz, el atún de Barbate y la sevillanía de la costa onubense.
Lo que no deja de ser cierto es que lo que nos queda hasta 2017 se presenta duro, tenso, difícil y, también, ilusionante. Posibilidades que dan para subirlas a una casa de apuestas y observar impasibles, si gana la banca, si se cambia, si se entra, si se sale, si hay altar o si no, si en la Cruz del Rastro o en la Puerta del Puente o si se permite todo o casi todo, como se ha hecho este año dando el ejemplo perfecto de la improvisación y el experimento.
No era este último con gaseosa, sino con cofradías de por medio. Era el año de pedir -como me dice mi amigo por whatsapp- y se pidió. Y lo peor es que se dio lo que se quiso y, casi, si se pide la chaqueta y el pin también se da. Todo por la Catedral, parecía el eslogan. Sin embargo, todo a cualquier precio no se puede ni se debe dar porque, el detalle, es que no pones en valor lo tuyo. Es una máxima básica de cualquier campaña de marketing. Y en campaña estaremos en breve y comenzará la segunda parte de esta eterna Cuaresma de promesas y votos.
Todo no será cansado. La Heermandad del Rescatado saldrá en extraordinaria y dejará algo de luz a un otoño que se prevé negociador. Al menos, estos dos elementos nos llevan al principio y servirán para dar titulares y llenar un cuarto de página. Si les soy completamente sincero, prefiero hablar de extraordinarias, proyectos y obra social que son asuntos que engrandecen a las cofradías. Pero no olviden que la posibilidad de otras elecciones -y no a la Agrupación- planea en el Congreso y, por desgracia, puede que sus consecuencias locales nos den más de un titular para esta Cuaresma inabarcable.
Blas J. Muñoz