Se trata del dilema que está floreciendo con mayor ímpetu que nunca en los últimos años. Como todo, cada opción tiene sus luces y sus sombras, sus beneficios y sus perjuicios, pero es necesario decantarse únicamente por una alternativa; es difícilmente compatible el poder compaginar ambos puntos. La prueba de ello se ha contemplado esta pasada Semana Santa, donde hemos asistido a una verdadera incongruencia avivada por la Agrupación de Cofradías y que ha consistido en la instauración de una segunda carrera (oficiosa): la Santa Iglesia Catedral. Esto ha ocasionado que, en jornadas como el Miércoles o Jueves Santo, se produjeran una serie de contratiempos que, a la postre, derivarían en un retraso de una media hora aproximadamente en los horarios de algunas hermandades de las citadas jornadas, causando además un hito que, a buen seguro, pasará a los anales de la Semana Santa de Córdoba. Y es que la corporación de La Buena Muerte, debido a la demora de Las Angustias y a su posterior dilación a la hora de ascender por la calle de la Feria -acceso por el cual la primera tenía previsto transitar de camino al primer Templo-, adoptó la determinación de no realizar la carrera oficial para sí hacer la carrera oficiosa; es decir, renunciar a Tendillas para realizar estación de penitencia ante el Santísimo en el interior de la Catedral.
Llegado a este punto es cuando surge la pregunta de qué es lo que prefieren las cofradías: ¿carrera oficial en las Tendillas o en la Catedral? Por el momento, y a tenor de la decisión tomada la pasada Madrugá, todo apunta a que la intención de la entidad de San Hipólito es evidente, así pues el recinto catedralicio se perfila como objetivo principal en la salida procesional de esta cofradía. No obstante, no se trata, ni mucho menos, de la única hermandad dispuesta a optar a favor de una nueva carrera oficial cuyo epicentro fuera la Catedral, y en detrimento de la actual, carente de recogimiento y belleza. Cabe recordar que, hace tres años, desde el ente agrupacionista se convocó un plebiscito con objeto a escrutar el número de corporaciones propicias al cambio de carrera oficial, dando como resultado un 81% a favor, lo cual corresponde a 30 de las 37 hermandades que conforman la nómina de la Semana Santa.
Se da la paradoja que ese 19% que no se postuló favorable al proyecto, teniendo en cuenta que, por entonces, solamente se trataba la asistencia de todas las cofradías a las naves catedralicias una vez se produjera la apertura de una segunda puerta, es el mismo que aceptó llegar hasta el primer Templo varios años más tardes; es decir, este 2016, y en unas condiciones ciertamente precarias con respecto a las que dictaba el plan. Una precariedad debida a la insuficiencia de tiempo para poder planificar un programa lo suficientemente eficiente y eficaz como para obtener una correcta estructura de la Semana Santa. Así, se ha dado pie a un 'espectáculo' en pleno Patio de los Naranjos -no nos quiera vender que posee el mismo recogimiento que el interior de la Catedral-, donde en dispares ocasiones el público congregante no ha guardado el respeto necesario durante el tránsito de los cortejos procesionales y su respectiva genuflexión ante el Santisimo; un aspecto que, además de causar retrasos en los horarios, ha resultado negativo para la unción de los distintos cuerpos de nazarenos, por lo que de continuar con este planteamiento para 2017 sería curioso que se indagaran otras alternativas.
Sin embargo, las únicas alternativas que tendría que buscar el máximo organismo cofrade de cara a la próxima Semana de Pasión no serían otras que aquellas que permitiesen a las hermandades cuyos pasos no caben por la Puerta de las Palmas poder realizar estación de penitencia en el interior catedralicio, dada la intención de trasladar definitivamente la carrera oficial hasta los alrededores del Sagrado Templo en 2017. De momento, habrá que aguardar hasta el mes de junio para conocer la resolución que dictaminen, nuevamente, las 37 corporaciones penitenciales. Y usted, ¿qué prefiere: Tendillas o Catedral?
Antonio Botella