Guillermo Rodríguez. La Hermandad de la Paz y Esperanza y la Pro Hermandad de la Bondad han tomado la decisión de vincular sus respectivos futuros a través de un comunicado hecho público este domingo en virtud del cual la corporación capuchina se convierte en madrina de la futura cofradía de la Fuensanta.
Un amadrinamiento que, al parecer, se materializó el pasado 19 de abril y que se sustenta en determinados factores comunes que unen a ambas corporaciones, como la figura de Antonio Bernal, elegido por la joven Pro Hermandad como encargado de dar vida a Nuestro Padre Jesús de la Bondad, un sueño para el que ha presentado un ambicioso plan de donaciones y al mismo tiempo el imaginero en cuyas manos la hermandad capuchina depositó la responsabilidad de realizar todas las figuras de su misterio así como la restauración de la Paloma de Capuchinos y de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia.
Una vinculación que, con independencia de que el tiempo determine en qué exactamente se concreta, ha unido para siempre, como ocurre en el universo rociero, a dos corporaciones cuyas historias compartirán un hermoso y significativo nexo común que legar a sus futuras generaciones y que, a buen seguro, generará prosperidad a dos corporaciones que vienen a demostrar que la fraternidad, además de unir a las cofradías, genera frutos más allá de la condición de la que parten ambas corporaciones.
