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miércoles, 13 de abril de 2016

Puntos de vista que emocionan


José Ignacio Dionisio. Ninguna Semana Santa se parece a la anterior, ninguna revirá dura el mismo tiempo, ni la pisada del costalero se solapa con la de su paso anterior. Año tras año son muchos cofrades los que como un guión inalterable, preparan sus libritos de itinerario para únicamente cerciorarse de horas puntuales debido a su ritual cofrade que semana santa tras semana santa repiten, incluso algunos, se reencuentran con amigos y compañeros de fatigas que solamente son abrazados en esta maravillosa época.

Lo anterior es más habitual de lo que el lector pueda imaginarse, pero también es bastante normal el ver como muchas personas amantes cofrades, cada año cambian su rutina y disfrutan de muchas de las calles con solera y encanto que poseemos en nuestra ciudad y que por un día se inundan de incienso y cera. Como el que recomienza, se trasladan a ese pasado que evoca la primera vez que nos sentimos parte de un cortejo con ese nuevo punto de vista que desconocíamos.

Para todos aquellos que en directo no quieren romper rutina y esencia personal, existen hoy en día multitud de medios visuales que nos permiten ver las mejores “jugadas” que nos perdimos, y una muestra maravillosa es la que gracias a la página de Antonio Varo en you tube puedo contarles.

Se trata de un vídeo que muestra el paso de la Hermandad torera de San Cayetano por el Patio de los Naranjos ante el Santísimo expuesto. En este vídeo como decimos, podemos ver desde un punto de vista desconocido -al menos para un servidor- el tránsito del cortejo de dicha hermandad, con la particularidad de que el vallado nos permite observar con un gran espacio, todo lo que sucede entorno a nazarenos, pasos y bandas de música. Es maravilloso disfrutar del paso lento y reposado del Señor Caído a una altura que casi nos permite rozar con nuestros dedos esa Santa Cruz que sobre sus hombros porta en el momento de caer al suelo por el peso de nuestros pecados. Casi podemos oler ese exorno floral tan cuidado como elegantemente colocado alrededor de esos cuatro faroles de plata que iluminan el Jueves Santo en Córdoba. En el momento de terminar ese eterno giro como quien no quiere escapar de tan particular lugar, llama mucho más la atención ver de espaldas ese Cristo que deja entre ver el pie que impulsa de nuevo nuestras vidas mientras ya en la lejanía nos indica que viene su Madre.

Allí aparece ella, con su gran dolor maquillado de luto. Con un gusto exquisito y más impactante aún por la perfecta forma que deja ver ese espaciado respetuoso de los que boquiabiertos contemplan su caminar. Se eriza el vello al escuchar ese incesante puntilleo melódico del palio golpeando los varales, mientras podemos observar a su lado la presencia real de Cristo en el improvisado altar que preside el lugar. Se marchan las rosas blancas y con tristeza comenzamos a darnos cuenta que la madrugá comienza, y con ello, un tormento. La Caída y el Dolor nos visitan por un instante, dulce instante captado por un amante cofrade que nos regala momentos en diferido que siempre estarán presentes.

@JoseIDionisio
Foto @Caidoyfuensanta









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