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jueves, 26 de mayo de 2016

El cáliz de Claudio: Saldrá a Sevilla en el mes de Juan de Mesa


El siglo XVII alcanzaba su primer tercio cuando el imaginero que revolucionó el Barroco agotaba su último hálito de vida. Fallecía a finales de un mes de noviembre en Sevilla y, tras de sí, dejaba un legado que durante centurias tuvo el peor de los anonimatos imaginables, pues sus grandes obras se atribuyeron a otro genio de su tiempo al que fue su maestro y al que tanto recuerda -en lo estilístic- el Cristo del Amor. Juan de Mesa y Velasco, el imaginero que fue capaz de desgarrar con la visualización completa del Dios-Hombre, pasó a llamarse Juan Martínez Montañés.

Su gran icono, Jesús del Gran Poder (el rostro vivo de Dios, tan divino en la redundancia y tan humano que podrías ver en Él a tu padre, tu hermano o tu propio hijo), también se consideró de la autoría del escultor de Alcalá la Real. Pero esta historia ya la saben y la que nos aguarda a sus devotos, aun está por escribir y, seguramente, se escribirá con renglones de oro el próximo mes de noviembre.

Entonces, el Señor saldrá a Sevilla en el mismo mes en que murió su imaginero, el que descansa junto a Él y bien merece todo el reconocimiento que le fue negado. Un hombre que hizo creer -y sigue haciéndolo- a otros hombres. Por Sor Ángela o San Juan de la Palma o Feria veremos estampas de las que se graban a fuego en el alma y son recordadas a perpetuidad. Poco usuales, pero necesarias de vez en cuando para tomar conciencia de lo que es y lo que somos.

Quién mejor para mostrar la Misericordia de Dios que el Hijo del Hombre, avanzando con su zancada poderosa, la misma que nos atrapa y nos muestra la infinita fuerza de su Poder universal; la misma que es tan humana (siempre lo dijo Carlos Colón) que nos sobrecoge en su cercanía absoluta. El absoluto de Dios, materializado en cada calle, ante cada mirada recíproca, porque Él siempre te mira Todo ello, en el mes de Juan de Mesa.

Blas J. Muñoz

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