Blas J. Muñoz. La noche del Miércoles Santo avanzaba por el
entorno de la Catedral de Córdoba con la conciencia exacta de que
estábamos ante un momento histórico. Una tras otra, las seis cofradías
que componían la jornada fueron rindiendo honores y pleitesía ante Jesús
Sacramentado en el Patio de los Naranjos. Y, desde las Palmeras, la
Piedad llegaba hasta el enclave cenital de la Semana Santa cordobesa.
Un momento inolvidable, como recordaba recientemente en
redes sociales la Banda de Cornetas y Tambores Sayones de Pozoblanco.
Junto al texto acompañaba una fotografía que expresaba en su tensión
visual los instantes vividos en uno de los enclaves monumentales más
espectaculares del mundo. Y todo ello ilustrado por la música.
La música magistralmente interpretada por una formación
musical con una trayectoria envidiable. Y es que, como hace unos meses
indicaba nuestro compañero José Barea, se trata de una más que
prometedora formación que venia a sustituir en el misterio de San
Antonio María Claret a la BCT Nuestra Señora de la Salud. Un merecido
reconocimiento el de la banda pozoalbense que viene tras una labor de
años desarrollando un estilo y un sello propios.
A pesar de que esta formación musical posee sus orígenes a
comienzos del siglo XX, el resurgir definitivo de la misma se sitúa en
la década de los 90. Con respecto a los componentes, en la actualidad
hay una nómina de entre 75 y 80, que, a buen seguro, harán las delicias
de la Cofradía de las Palmeras y de todo el público que presencie el
caminar del paso de misterio.