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domingo, 1 de mayo de 2016

Enfoque: La Córdoba de los mil nombres


Blas J. Muñoz. Durante la mitad de la semana que concluye, la eclosión lúdica de una de las celebraciones netamente cordobesas se ha dejado ir para, por unos días, eclipsar casi todo lo demás. La diversión deja tras de sí el trabajo de un más que nutrido número de hermandades que, en la treintena de las mismas, han puesto su esfuerzo para contribuir al engrandecimiento de la fiesta.

Tres decenas de cofradías, veintiocho concursando oficialmente en relación con el total de cincuenta y dos Cruces de Mayo viene a indicar que la configuración de esta fiesta es cofrade a más del cincuenta por ciento. Un dato nada desdeñable (en cuanto a las casetas de la Feria de la Salud, también es significativo) que viene a ser el indicador de la relevancia cuantitativa y cualitativa de las hermandades cordobesas.

Todo ello sin contar las que no han concursado, pero que con su tesón han contribuido a engrandecer aun más una celebración con mucho sabor cofrade. Navidad, Semana Santa, Patios (el Presidente de su asociación es cofrade), Feria, Corpus, Velá de la Fuensanta (aunque más desnaturalizada por parte de alguna corriente ideológica); vienen a demostrar que el calendario cuenta con una historia, tradición y cultura claramente cristianas. En la Córdoba de los mil nombres y las mil caras, el católico es uno de sus lados más asentados y el más numeroso. Las conclusiones...






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