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lunes, 27 de junio de 2016

Candelabro de cola: No canten victoria


No sé si lo saben, pero el domingo se celebraron elecciones generales en el país. ¿Otra vez? Sí, otra vez, porque en los seis meses que han transcurrido desde las anteriores nuestros políticos han sido incapaces de ponerse de acuerdo para formar gobierno... Así que hubo que repetir, con el consecuente desembolso adicional a costa del erario público, es decir, del dinero de los contribuyentes que Carmen Calvo decía, muy graciosa ella, que no era de nadie. ¡Ay, Carmela! De Córdoba tenías que ser...

El hecho es que los resultados electorales del 26-J han sido más o menos los mismos que los del pasado 20-D. Con matices, pero más o menos, iguales. El ganador ha sido el mismo, el PP, que ha pasado, eso sí, de 123 a 136 diputados. El PSOE, por su parte, se ha mantenido contra pronóstico como segunda fuerza pero con su peor resultado en la historia de nuestra democracia, pasando de 90 a 85 diputados. Y luego tenemos UP, que ha pasado del "sorpasso" al "tortasso", dejándose atrás 1 millón y pico largo de votos, aunque ellos todavía no se lo explican. Yo se lo voy a contar: el personal ha decidido que entre los mangantes y los comunistas-chavistas-populistas (al final se definieron como socialdemócratas transversales) se quedan con los primeros. Les guste a ustedes o no. Por cierto, muy demócrata la actitud de sus seguidores, señores podemitas, en la comparecencia del ganador ante su público y los medios de comunicación. Jamás pensé que llegaría a ver algo así en España.

Por último, Rivera, quien cada vez me parece más un gran político sin partido, puede haber comenzado a acusar el extraño acercamiento al PSOE.

Pese a que el populismo ha retrocedido en apoyos, la cosa en el país no es de color de rosa pese a sus malos resultados con respecto a lo esperado. Aún no tenemos gobierno y los populistas van a poner de su parte para que los partidos constitucionalistas no tengan fácil formarlo. Pedro Sánchez va a ver amenazado su puesto en las filas socialistas y puede verse más que tentado de aliarse con Iglesias. Y es que el coletas y su legión de fanáticos, tristemente, siguen amenazando nuestras libertades. Todas. Incluida la de culto, amigos de confesión católica. No lo olviden. No canten victoria.


Marcos Fernán Caballero






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