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jueves, 2 de junio de 2016

El Corpus Chico en Triana en la mirada de Antonio Rendón


Antonio Rendón. El arrabal trianero celebró un año más su popular Corpus conocido popularmente como Corpus Chico, en una mañana radiante y calurosa. De esta forma fueron un total de seis pasos que conformaron la procesión eucarística. Tras la Solemne Función a las nueve de la mañana, partió la comitiva abriendo la procesión la Banda de San Juan Evangelista, tras ello la cruz parroquial con dos ciriales y más de veinte parejas de niños/as con trajes de la Primera Comunión, detrás el primero de los pasos con el niño Jesús, atribuido a Juan Martínez Montañés, adornado con flores de diversas tonalidades e iluminado con cuatro candelabro con ceras blancas. Tras el paso los guiones de los grupos Jóvenes de las hermandades trianera. En el segundo paso, las hermanas Santa Justa y Rufina, protegiendo a la Giralda como símbolo de la ciudad de Sevilla, que vestían iguales, salvo el color del manto que era rojo para una de ella y verde para la otra, adornado el paso con flores rosa y a sus pies varias piezas de cerámicas en alusión a su profesión de alfareras trianeras.

El tercer paso lo ocupó la Virgen de la O Gloriosa, vestida con saya blanca y manto rojo, además de su habitual ráfaga y corona plateada con apliques dorado y a sus pies la media luna,que partió con motivo de la celebración del 450 aniversario fundacional de la hermandad de la O. Delante de ella, tras el guión sacramental de su hermandad , un nutrido de parejas de hermanos/as, con cirios rojos. La parte musical la puso la Escolanía Nuestro Padre Jesús de las Penas de la Hermandad de la Estrella y un cuarteto de capilla. El paso estuvo adornado con flores blancas, además de los clásicos racimos de uvas y espiga de trigo en varias zonas.

Detrás de paso de la Virgen el Discípulo Amado, el de San Juan Evangelista, con túnica verde y mantolín rojo con bordado en oro, llevando flores blancas. Con el mismo exorno floral el paso de la Inmaculada Concepción, obra de Miguel Franco en el Siglo XVIII, con los sonidos musicales de la Banda de cornetas y tambores del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, que paseó el capataz Francisco Ceballo, capataz del misterio de la Hermandad de la Esperanza de Triana.

El tramo final de la procesión, estuvo formado por la representaciones de las hermandades de Triana con estandarte y varas. Tras el cortejo de hermanos de la Esperanza de Triana, el paso de la Custodia obra realizada por el platero Andrés Ossorío de 1726 que estuvo adornado con una variedad de flores blancas, al igual que la Custodia de Arfe del templo catedralicio, con racimos de uvas y espiga de trigo colgando de la propia obra de orfebrería, que llevaba en el primer cuerpo a Santa Ana, la Virgen y el Niño Jesús y debajo a los cuatros Evangelistas uno en cada lado. Acompañaba musicalmente la Banda de Música Santa Ana de la localidad sevillana de Dos Hermanas, formación que interpretó un repertorio muy acorde a la procesión eucarística.

Fotos Antonio Rendón Domínguez

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