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lunes, 25 de julio de 2016

Candelabro de cola: Mundo absurdo


Vivimos en un mundo realmente absurdo, estúpido, irracional. ¿Difícil de comprender? No, realmente imposible. Porque es una auténtica locura concebir que se pueda perder la vida junto a cientos de personas en una noche de celebración atropellado por un camión conducido por un fanático sin miedo a nada. ¿Qué sociedad es esta en la que vivimos en que un niño que se siente inadaptado es capaz de comprar armas y munición sin dificultad alguna por internet para preparar una auténtica carnicería en un centro comercial? ¿Qué nos queda por ver en esta vieja Europa en la que nos sentíamos, en mayor o menor medida, seguros?

Hay veces que uno cree que se va a volver totalmente loco. Instantes en que cree que no queda nada seguro a lo que aferrarse: una referencia válida, un cimiento sólido al que agarrarse y sobre el que construir. Desde luego no podemos creer en nuestros gobernantes: esos que tienen unos principios totalmente distintos por la mañana y otros diametralmente opuestos por la noche: les pasa a aquellos que defienden los derechos de las mujeres y los homosexuales para después intentar defender o justificar a los radicales islámicos.

Y en esos instantes de incertidumbre, de duda, de miedo, en esta sociedad avanzada y desarrollada en que la ciencia y la tecnología parecen el deus ex machina  de todo descubrimos que solamente nos queda Dios y nuestra fé en Él. Y nada más.

Marcos Fernán Caballero







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