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lunes, 11 de julio de 2016

Cuando las convocatorias se convirtieron en reliquias


Blas J. Muñoz. La comunicación de las cofradías con sus hermanos hace años que dejó de sustentarse en exclusividad en los sistemas tradicionales que, por ejemplo, remitían boletines, misivas o convocatorias de cultos por medio del correo postal. No deja de ser cierto que este medio sigue vigente, pero tampoco que se haya convertido, en cierto sentido, en un gesto casi de culto.

Recibir el sobre con la convocatoria de unos cultos en su interior o un anuario, el hecho mismo de abrir el buzón o que el cartero llame a tu puerta es cada vez menos usual. La comunicación inmediata en redes sociales ha dado paso a una época en que estos canales prevalecen. Sin embargo, ello no obsta a que el cofrade valore, su peso en oro, el sencillo acto de recibir, en formato físico, la comunicación de su hermandad.

Ambos aspectos, lejos de resultar incompatibles, se entienden complementarios pues abarcan parcelas distintas de la vida ordinaria de la corporación y sus miembros. A nadie escapa que la difusión de cualquier acto se multiplica por el número de seguidores en la red y ese es un hecho que ha de valorarse como positivo. Es más, algunas corporaciones van un paso más allá.

Es el caso de la hispalense de San Bernardo que, a través de sus canales oficiales la creación de un grupo de difusión en la plataforma Whatsapp. Se trata de un sistema unidireccional de mensajería que, a buen seguro y como la cofradía pretende, mejorará ostensiblemente la comunicación con sus hermanos y la tornará más directa, precisa y rápida, si cabe.







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