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viernes, 15 de julio de 2016

La corona de la Paz recupera su esplendor


Esther Mª Ojeda. Llegados a un punto, no sería necesario volver a recordar una vez más la vital importancia del cuidado y el mimo con el que las hermandades tratan su riqueza patrimonial, de la que por otra parte, tan a menudo se habla siendo uno de los temas esenciales y más recurrentes en la actualidad cofrade.

La Hermandad de la Paz de Sevilla, fundamentalmente con la mirada puesta en la Coronación Canónica de su titular mariana, es plenamente consciente de que el buen estado de esos valiosos enseres depende de las manos a las que se le confíe, que en este caso son las del orfebre e insigne Pepe Delgado quien, junto a sus hermanos Ángel y Francisco Javier, posee el taller que tanta fama ha cosechado y en el que han tenido ocasión de reunirse tanto el lujo como la enorme responsabilidad que conlleva la ejecución de la diadema que la Virgen portará durante las vísperas del 1 de octubre en su salida hacia la Catedral hispalense y la restauración de la corona, fruto de la colaboración entre Joaquín Castilla y Juan Fernández, con la dificultad añadida que supone mantener su aspecto original con la incorporación de una nueva pedrería.


El proceso comienza por la restitución del diseño original tras una intervención anterior para la que ha sido necesario reducir la magnífica corona a su mínima expresión después de haber desmontado todas y cada una de las piezas que la conforman. Por si fuese poca cosa, también ha sido necesaria la limpieza de soldaduras así como la eliminación de los huecos efectuados durante esa operación previa. Un conjunto de circunstancias que, tal y como declara el artista, propició la alteración de una pieza tan sublime y emblemática de la Semana Santa sevillana.

Sin duda, es una labor harto delicada y minuciosa debido a la dificultad que entraña una vuelta atrás que, a su vez, implica el total desmontaje de una pieza tan compleja como admirada.


El enriquecimiento de la corona ha contado con la inestimable ayuda que siempre suponen las donaciones de personas, entre las que se cuentan algunas que no han podido dejar de visitar el taller para ser testigos de cómo el antiguo aspecto de la corona de la titular de la corporación recupera gran parte de su aspecto original que, no obstante, incluirá finalmente el boquillaje (realizado en el propio taller) que finalmente facilitará la colocación de las esmeraldas y los diamantes encargados de dar un nuevo toque de distinción a la cruz y las estrellas que forman parte de la ráfaga de la Virgen con la que cada año se inaugura la Semana Santa sevillana.



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