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miércoles, 6 de julio de 2016

Mirar las imágenes con los ojos de una niña


Blas J. Muñoz. Avanza una tarde cualquiera de julio entre el calor propio de la estación y el cansancio exacto de las horas ganadas al clima adverso, con amaneceres apresurados. Las horas pasan despacio, pero no se trata de la misma cadencia que otrora esperaba al atardecer para llena de juegos la calle. 

Era el tiempo de las Glorias, cuando romerías y alguna procesión salpicaban las vacaciones con la alegría de una fiesta atávica que, al sonido de las marchas, trasladaba el tiempo al horizonte y, en la mirada del niño todo era más asombroso porque siempre parecía nuevo. Un estar ahí del cuerpo que no obedece a los sentidos que se centraban en la Virgen que parecía sonreir.

Como les decía, avanza una tarde de julio y,en el refugio de las horas palidecen ante la noche, el calor sigue pesando en el ánimo, mientras la red social nos da alguna novedad. Entre ellas, una sobresale y atrapa. El primer plano nos deja a una niña con su muñeca del brazo, de espaldas, mirando a la venerada Imagen de Santa Ana, Patrona de Dos Hermanas, que se difumina en el plano porque lo que de verdad importa es la mirada, que se intuye, de esa niña que seguramente comienza a sentir ese asombro que nos invita a mirar las imágenes a través de los ojos de una niña.

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