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miércoles, 3 de agosto de 2016

El Rincón de la Memoria: El Cristo que rompió su tiempo


Blas Jesús Muñoz. Sevilla, comienza el último cuarto del siglo XVI y Marcos Cabrera (o, de Cabrera), entrega a la Hermandad de los Plateros la talla de su titular cristífero. La contemplación primera de la Imagen los debió dejar perplejos. El estilo manierista, traído de las mismas entrañas de los reinos vaticanos, cobra en el Cristo de la Expiración su forma procesional, cofrade, distinta a todo lo que hay y lo que vendrá.

En aquella Hispalis de finales del Renacimiento ya susurraba, bajo el estrato de su piel de escayolas, el rumor de Mesa, de Ocampo, la realidad de Montañés. Sin embargo, Marcos Cabrera, tal vez más desapercibido va a dejar en el Cristo de la Hermandad del Museo un retrato manierista prácticamente inigualable en lo artístico.

Su cuerpo serpentea en un escorzo que lo hace inmediatamente reconocible en el volumen de que lo dota la pasta de madera ¿Cómo debió de ser aquella primera contemplación? ¿Qué impacto no causaría? ¿Cuáles serían los argumentos que impulsaron al imaginero?

El Cristo de la Expiración cumple 440 años. No habrá fastos y, sin embargo, la reflexión de Carlos Medina González me impulsa a escribir estas líneas que rinden el más mínimo homenaje a una Imagen que expresa la grandeza, en sí misma, de la propia Semana Santa.





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