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sábado, 13 de agosto de 2016

Un ejemplo de justicia social en la Sevilla del siglo XXI


Gabriel Lozano. La Iglesia Católica, a través de diversas organizaciones, ONG´s, y distintas entidades de distinto carisma y signo, realiza un trabajo digno de encomio y admiración. Una de ellas es Cáritas, definida por algunos como la joya de la corona de un cristianismo que es alabado por su compromiso militante con la Caridad y la Solidaridad. Y que muchas veces representa, allende de las solemnes palabras el asistente necesario de muchas familias, de nuestro país, simplemente para comer y llevar una vida digna.

Uno de los programas que hoy traemos a colación es el ejecutado en el año pasado por Caritas en la Archidiócesis de Sevilla. Así un total de 271 mayores pudieron participar en diversos talleres de habilidades personales, de salud, culturales, y actividades de diversa índole: convivencias, actos religiosos y vida comunitaria de las parroquias y encuentros diocesanos gestionadas por las Cáritas parroquiales.

Además de potenciar este tipo de iniciativas, Cáritas ha proporcionado una serie de atenciones preventivas, asistenciales y rehabilitadoras que tienen como objetivo la estimulación individual y colectiva para el descubrimiento de sus propios potenciales como forma de afrontar las necesidades que los mayores padecen. Incluso circunscritos a sus propios domicilios. Es de destacar que la organización católica propina estas ayudas ante la ausencia de iniciativas públicas o privadas que despejen los recursos que estas personas necesitan en justicia.

Según nota informativa de Carítas sevillana alrededor de veinte Cáritas parroquiales han ofrecido en 2015 ayuda de carácter doméstico, de atención y apoyo personal o social y educativo a 50 mayores. Este proceso de acompañamiento ha sido guiado por el voluntariado, el personal técnico y la coordinación con otros recursos sociales. Las mismas fuentes han destacado que todo este esfuerzo ha sido posible gracias al trabajo de los voluntarios (un total de 82) y, en gran medida, a las prácticas de las 38 mujeres que se han formado en talleres de la oenegé católica como auxiliares de ayuda en domicilio durante el curso pasado.

Sin duda un ejemplo de como la Justicia Social es perseguida día a día entre los católicos y un ejemplo de amor a los más desfavorecidos, del que nuestra sociedad debería tomar cumplida cuenta.



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