Guillermo Rodríguez. A escasas horas de que la Virgen de la Paz emprenda camino hacia la Catedral de Sevilla para que den comienzo el descuento final que culminará el próximo 1 de octubre con la coronación canónica de la Reina del Porvenir, el arzobispo de Sevilla, Monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, ha querido dedicar su carta dominical a un evento que centrará la atención cofrade de toda la ciudad de la Giralda.
Una carta en la que recuerda que “la contemplación de la coronación de María transporta nuestros corazones hacia las realidades celestiales, a las que todos estamos llamados” y que en el Nuevo Testamento, “la corona expresa la participación en la gloria de Cristo y es signo de santidad”. Asenjo profundiza en este sentido rogando a Dios para que “la coronación de su titular sea para todos los miembros de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Paz y sus devotos, un verdadero acontecimiento de gracia, que renueve su vida cristiana y que nos recuerde a todos que nuestra primera obligación como cristianos es aspirar a la santidad, cada uno según su propio estado y condición.”. Ahonda en la cuestión más trascendente de una coronación canónica poniendo de manifiesto que “debe fortalecer además el compromiso evangelizador de los miembros de la Hermandad. La Virgen entregó al mundo al Salvador. Como ella, nosotros estamos obligados a anunciarlo y compartirlo con nuestros hermanos”.
El arzobispo finaliza su carta “felicitando de corazón y muy sinceramente a la Hermandad de la Paz”, asegurando tener constancia de que “ha preparado a conciencia este acontecimiento y no solo desde el punto material y logístico. Así se lo encarecí al Hermano Mayor y su Junta de Gobierno en su visita hace tres años para solicitarme la coronación. Les pedí que tuviera una fuerte tonalidad espiritual y que relativizaran los oropeles. Lo han cumplido lealmente en los dos últimos años, en que han tenido una misión popular cofrade, algo inédito en acontecimientos semejantes, que estoy seguro que producirá muchos frutos sobrenaturales”, al tiempo que afirma que “han tenido un serio programa formativo, han sido austeros en los gastos y, como acción social, han querido ayudar con una cantidad generosísima a la Fundación “Santa María Reina de la Familia”, que es la institución diocesana que sustenta los cinco Centros de Orientación Familiar de titularidad diocesana, que tan buenos servicios están prestando a las familias”.
Todo un resumen pormenorizado de las cuestiones esenciales que han de considerar los máximos responsables de las hermandades que tienen una coronación en el horizonte inmediato de las corporaciones que regentan. Unas premisas que deben quedar marcadas a fuego para que todo el mundo las tenga presentes. Una coronación es mucho más que una corona y una salida extraordinaria; Asenjo lo que dejado meridianamente claro.
Foto Antonio Rendón
Una carta en la que recuerda que “la contemplación de la coronación de María transporta nuestros corazones hacia las realidades celestiales, a las que todos estamos llamados” y que en el Nuevo Testamento, “la corona expresa la participación en la gloria de Cristo y es signo de santidad”. Asenjo profundiza en este sentido rogando a Dios para que “la coronación de su titular sea para todos los miembros de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Paz y sus devotos, un verdadero acontecimiento de gracia, que renueve su vida cristiana y que nos recuerde a todos que nuestra primera obligación como cristianos es aspirar a la santidad, cada uno según su propio estado y condición.”. Ahonda en la cuestión más trascendente de una coronación canónica poniendo de manifiesto que “debe fortalecer además el compromiso evangelizador de los miembros de la Hermandad. La Virgen entregó al mundo al Salvador. Como ella, nosotros estamos obligados a anunciarlo y compartirlo con nuestros hermanos”.
El arzobispo finaliza su carta “felicitando de corazón y muy sinceramente a la Hermandad de la Paz”, asegurando tener constancia de que “ha preparado a conciencia este acontecimiento y no solo desde el punto material y logístico. Así se lo encarecí al Hermano Mayor y su Junta de Gobierno en su visita hace tres años para solicitarme la coronación. Les pedí que tuviera una fuerte tonalidad espiritual y que relativizaran los oropeles. Lo han cumplido lealmente en los dos últimos años, en que han tenido una misión popular cofrade, algo inédito en acontecimientos semejantes, que estoy seguro que producirá muchos frutos sobrenaturales”, al tiempo que afirma que “han tenido un serio programa formativo, han sido austeros en los gastos y, como acción social, han querido ayudar con una cantidad generosísima a la Fundación “Santa María Reina de la Familia”, que es la institución diocesana que sustenta los cinco Centros de Orientación Familiar de titularidad diocesana, que tan buenos servicios están prestando a las familias”.
Todo un resumen pormenorizado de las cuestiones esenciales que han de considerar los máximos responsables de las hermandades que tienen una coronación en el horizonte inmediato de las corporaciones que regentan. Unas premisas que deben quedar marcadas a fuego para que todo el mundo las tenga presentes. Una coronación es mucho más que una corona y una salida extraordinaria; Asenjo lo que dejado meridianamente claro.
Foto Antonio Rendón