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martes, 13 de septiembre de 2016

¿Conocía el Arzobispado el caso del columbario de la Lanzada?


Juan Gravina Ponce. XYZ Diario afirma en su edición de hoy que el Arzobispado de Sevilla era conocedor de los hechos acaecidos respecto al caso del columbario de la cofradía de la Lanzada. El detonante de todo tuvo lugar, presuntamente, en el verano de 2013. Fue entonces cuando un hermano de la Lanzada deseó que los restos de su padre descansaran en el columbario de su cofradía. Justo un año antes, Pérez Tarascó (a la sazón hermano mayor) y el capiller de San Martín, Manuel Garrucho, ya fallecido, depositaron, supuestamente, las cenizas del columbario en una perforación realizada en la capilla del Santísimo Cristo de la Lanzada. Por ello estarían considerados “autores materiales e intelectuales” de un presunto delito penal por profanación de cenizas. Estos hechos fueron llevadas a cabo sin el consentimiento de los familiares y tampoco quedó constancia de los mismos en las actas del cabildo de la hermandad.

Pese a todo, los hechos no fueron denunciados ni salieron a la luz pública. El vicario episcopal de Sevilla Ciudad I, Jesús Maya, miembro del consejo episcopal, conocedor de los hechos, recomendó discreción sobre ellos. Así Pérez Tarascó y Garrucho salieron airosos de este espinoso asunto, sin expediente o sanción alguna.

En 2013 Miguel Calzado ya era hermano mayor de la Lanzada. Entonces algunos miembros de su junta le animan a resolver aquel asunto cuanto antes, poniéndolo en conocimiento de las familias e intentando evitar que las mismas acudieran a la justicia ordinaria.

Finalizado el verano de 2013, siempre según versión del citado diario, Calzado mantuvo una reunión con el sacerdote Jesús Maya en la que se encontraban el difunto capiller de San Martín, Manuel Garrucho; la abogada Ana Ochoa, esposa de un hermano afectado, en asesoramiento legal a la parroquia; y el vicario parroquial de San Andrés, Carlos Morón entre otros. De aquella reunión se acordó el procedimiento a seguir: mantener silencio absoluto, informar a las familias de los hechos ocurridos y convencerlas de que no acudieran a la justicia.

Posteriormente Calzado acudió a otra reunión con el secretario general y delegado para los Asuntos Jurídicos de la Archidiócesis, Isacio Siguero, y con el propio Jesús Maya. La reunión pretendía reforzar el acuerdo adoptado en el encuentro anterior. “Isacio Siguero me dijo que si el asunto no se tapaba, la hermandad sería intervenida totalmente”, afirma Calzado.

En cabildo general celebrado en noviembre de 2013, Pérez Tarascó asumió la autoría en solitario de los hechos, solicitando disculpas públicamente. Fue en ese momento cuando el asunto se da por zanjado, tal como ha expresado el propio arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, en un correo electrónico remitido desde la cuenta de su secretario a un hermano de la Hermandad de la Lanzada: "Me dicen que, en su momento, informaron a los afectados y hoy lo consideran un asunto cerrado y resuelto”.

Todos estos hechos revelarían que desde el Arzobispado se conocían los hechos, siendo conscientes de la posibilidad de que se estuviera cometiendo un delito penal, induciendo a su ocultación y evitando una posible investigación judicial. Así, de ser interpuesta alguna denuncia en los tribunales de justicia ordinaria sobre la profanación de los restos que descansaban en el columbario, la Archidiócesis de Sevilla podría verse envuelta en este suceso, que debió ser puesto en conocimiento de la justicia en su debido momento para que se investigara a fondo.


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