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sábado, 24 de septiembre de 2016

El Rincón de la Memoria: El antiguo Señor de la Santa Faz


Esther Mª Ojeda. La Hermandad de la Santa Faz forma parte de ese colectivo de corporaciones cordobesas que, a pesar de su juventud, ha sabido ir dando los pasos oportunos hasta experimentar una enorme evolución y consolidarse como una presencia indispensable e icónica en la tarde del Martes Santo. Esa consolidación y estabilidad de la que goza en la actualidad y que nos hace pensar en ella como la hermandad que nos regaló esa ya famosa escena de una Plaza de la Trinidad abarrotada de fieles en la pasada Semana Santa, es la misma que hace sumamente fácil olvidarse de que la cofradía se fundó hace tan solo 34 años bajo el título de Hermandad de Penitencia de la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima del Perdón.

Por aquel entonces, la corporación puso sus miras en la Parroquia de Cristo Rey, en la que, sin embargo, fue imposible asentarse tras la negativa recibida por parte de ésta ante la idea de ser la sede de la recién creada hermandad. Así las cosas, la cofradía encontró en la Iglesia de San Juan y Todos los Santos el que habría de ser su templo y donde comenzar a dar los primeros pasos cambiando más tarde su título al de Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Santa Faz y María Santísima del Perdón.

No obstante y lejos de lo que las generaciones más jóvenes puedan pensar, la corporación de la célebre Trinidad no se constituyó en torno a la efigie del dulce nazareno que todos conocemos, sino que en sus orígenes, la imagen titular de la joven cofradía fue la de otro nazareno del siglo XVIII que residía en la céntrica parroquia, cedido y confiado a la hermandad por parte del entrañable y siempre recordado párroco, D. Antonio Gómez Aguilar.

Tras incorporar dicho nazareno a la hermandad, el avanzado estado de deterioro en el que se encontraba hizo necesario que la talla fuese sometida a un delicado proceso de restauración encomendado a Antonio Rubio y Andrés Valverde y que encontró un gran obstáculo en el trabajo de conservación de la cabeza y las manos originales. Una vez finalizada la fase de rehabilitación de la imagen, el primitivo Señor de la Santa Faz era bendecido el 30 de enero de 1983, aunque no todo quedó aquí ya que el título que ostentaba la hermandad obligaba a la escenificación del mencionado pasaje, para lo que la cofradía se puso en contacto nuevamente con Antonio Rubio para la ejecución de la Verónica, siendo ésta finalmente bendecida en la fecha del 3 de marzo de 1985.

Así y todo, la corporación aún debía pasar otro examen por parte de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, a la que se le solicitó el ingreso con el objetivo último de poder cumplir su sueño de realizar estación de penitencia por las calles cordobesas. Una labor que en principio no resultó nada fácil, ya que la Agrupación no consideraba de suficiente valor artístico a las citadas imágenes de la Hermandad de la Santa Faz y fue necesaria una segunda intervención de D. Antonio Gómez Aguilar – argumentando lo contrario – y el apoyo de los entonces hermanos mayores de otras cofradías como la del Huerto, la Buena Muerte y la Esperanza. Gracias a los esfuerzos de éstas personas sumados a los de la propia corporación del Martes Santo, la Santa Faz pudo ver al fin realizado su deseo con su primera salida desde el local sita en la Calle González López, cuya propiedad pertenecía a los colegios de la Santísima Trinidad. 

Solo procesionó el antiguo nazareno cobijado en la Trinidad hasta la consolidación de la cofradía durante las jornadas del Martes Santo de 1986 y 1987, pues tras ellas la hermandad decidió llevar a cabo un cambio que pasaba por dos nuevo encargos el 22 de noviembre del 87. Para esa empresa, la corporación depositó su confianza en el imaginero sevillano Antonio Dubé de Luque, a quien se le pidió una nueva talla del Señor, así como en uno de los miembros de la Hermandad de la Santa Faz: Antonio Salto, quien estaba llamado a ser el autor de la nueva Verónica. Ambas imágenes serían bendecidas por el obispo Infantes Florido el 20 de marzo de 1988, fecha en la que comenzaba a configurarse la nueva hermandad en la que habría de convertirse la Santa Faz.

Esa renovación concluiría en 1988 con la inclusión de la Verónica como titular – que requería una modificación de los estatutos – a la que se añadía la desaparición de la anterior advocación de María Santísima del Perdón para ser sustituida por la de María Santísima de la Trinidad. Así, la corporación iniciaba un nuevo período que culminaba con la realización del resto de las figuras que debían completar el paso de misterio: la de las Santas Mujeres, también ejecutadas por Antonio Salto.

Con esta nueva composición, la antigua imagen del nazareno y la primitiva Santa Mujer Verónica pasaban a formar parte de la historia de la hermandad, quizá condenadas al olvido o incluso al desconocimiento colectivo sobre estas tallas que fueron el principio de un sueño pero que, afortunadamente, encontraron un futuro en Hinojosa del Duque como parte de la Hermandad de la Misericordia.

Allí, el nazareno cambió su advocación por la de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia, rectificando su postura hasta adoptar la de un cautivo y la Verónica, por su parte, se convirtió en titular mariana de la cofradía hinojoseña, ahora bajo la advocación de María Santísima de los Dolores, con lo que ambas tallas dejaban atrás su pasado y su papel fundamental en la creación de la Hermandad de la Santa Faz.


Fotografía Hermandad de la Misericordia




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