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martes, 20 de septiembre de 2016

¿Será la nueva saya de la Paz la saya de salida?


Guillermo Rodríguez. La adopción de un criterio estético único en una cofradía representa una de esas cuestiones fundamentales, generalmente aceptada por el común de los mortales pero que se materializan con una frecuencia muy inferior a la deseable en muchas de las corporaciones que preñan el universo cofrade. Pocas son las hermandades que cuando ponen su cortejo en las calles presentan un inequívoco concepto artístico desde la cruz de guía hasta que se aleja su paso de palio. En Córdoba, lamentablemente, son pocos los ejemplos, aunque brillan con especial intensidad. Y es que para cualquier cofrade resulta enormemente gratificante observar el paso de cortejos como el de la Caridad, armónicos en su estética y uniformes en su concepción.

La capuchina hermandad de la Paz y Esperanza, avanzó decisivamente en este camino con el estreno de su nuevo manto de salida que tuvo lugar en el besamanos de la Paloma de Capuchinos del Viernes de Dolores de 2009. Una pieza que, “bajo diseño de Fray Ricardo de Córdoba y realizada por el taller de bordados de Salteras, tiene inspiración romántica y fue bordado en hilo de plata sobre lamé de seda en color crema, con una greca exterior sobre malla de oro”. Para su confección se emplearon “técnicas clásicas del bordado del siglo XIX, como son la puntita doble y de la media onda. Del conjunto destacan, sobre todo, los diez cuernos de la abundancia de las que brotan varias flores, como dalias y rosas, abundando en toda su extensión perlas, cristal de roca y cristal swaroski, que enriquecen el bordado y dan contraste al trabajo en hilo de plata”, todo ello según la información suministrada por la propia hermandad a través de su web oficial. Este mismo estilo artístico determinó el diseño y la realización de la actual saya de salida de la Reina de la Paz que constituye un conjunto homogéneo con el manto y con lo que habría de venir.

Tres años más tarde, la hermandad franciscana ahondó en esta línea con el palio que cobija en la actualidad a la Niña de Cerrillo. Rescatando nuevamente la información de la misma fuente, se trata de “una pieza de clara inspiración decimonónica bordada en hilo de plata sobre malla de abeja confeccionada en hilo de oro por el taller de bordados de Salteras, y diseñado por Jesús de Julián, en la que abundan la utilización de roleos, hojarasca, ramas de olivo en el techo de palio, flores de las que predominan las dalias y las rosas, aunque no faltan azucenas en alusión a la Inmaculada Concepción de María en la bambalina central”, para cuya elaboración se adoptaron “técnicas clásicas del bordado a realce utilizadas desde el siglo XVIII y presentes principalmente en el XIX, como son muestra armada, puntita doble, media onda doble, media onda y cetillo”. “El fleco que remata el palio está realizado a base de plata y cristal de swarovski” y “la crestería es una pieza de inspiración romántica que rodea el conjunto a modo de moldura de media caña con hojas de laurel y con abundantes flores y frutas sobre cada una de las caídas de la bambalina”.

La nueva corona de plata hizo el resto y de este modo el concepto estético del paso de palio de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza, rompió radicalmente con la configuración artística de la cofradía hasta entonces, marcando un antes y un después en su estilo que parecía emprender un camino por el que, en buena lógica, deberían haber continuado el resto de diseños de las piezas que configuran su guion procesional. Lo contrario hubiese sido perpetuar un collage difícilmente entendible, con un estilo desde la cruz de guía hasta la presidencia y otro completamente distinto en el paso de palio, al contrario de lo que ocurre con la Paz del Porvenir cuando cada Domingo de Ramos se convierte en cofradía. Toda ella es un conjunto indisoluble y uniforme de principio a fin. Romper radicalmente un estilo conlleva estas cargas. Nada tiene que ver en la Paz de Capuchinos el diseño de piezas como el estandarte o bacalao, o los paños de bocina, por ejemplificar, con el bordado del paso de palio, y es lícito pensar, que los sujetos decisores que optaron por el cambio de estilo, habían previsto esta contingencia y tomar cartas en el asunto; lo contrario hubiese sido un ejercicio de irresponsabilidad.

En los últimos meses, el aspecto patrimonial de la cofradía ha sido noticia en virtud de una nueva saya que la cuadrilla costalera de la Virgen ha encargado al tándem Rafael de Rueda y Jesús Rosado, cuyo estreno está previsto para el Miércoles Santo de 2017. Una magnífica obra engendrada por el genio artístico de uno de los mejores diseñadores del actual panorama cofrade y cuya ejecución parcial, de la que hemos sido testigos en GdP, presenta un aspecto envidiable, merced al impecable trabajo desarrollado en los talleres de Rosado. Una pieza de gran valor como se aprecia en el exquisito diseño de Rafael de Rueda, donde podemos apreciar las reminiscencias más clásicas del barroco juanmanuelino que alternan con maestría los tonos áureos y argénteos. Un estilo que difiere notablemente del adoptado para el bordado del paso de palio.

Los órganos de dirección de la hermandad capuchina han afirmado que la próxima Luna de Nisan, la Virgen de Cerrillo lucirá la nueva saya regalo de su cuadrilla, una cuestión que debería representar una ocasión excepcional ya que, en caso de convertirse en permanente, introduciría un elemento estético de distorsión que afectaría a la concepción global del paso. Según indican algunas fuentes, miembros de la comisión creada para la confección de la saya habrían manifestado que existe la clara intención de que ésta sea la nueva saya de salida a partir del año próximo, hecho que genera una serie de dudas acerca de si la hermandad ha vuelto a adoptar un nuevo rumbo en el camino de la uniformidad estética que influya en el resto de su patrimonio, o si por el contrario, esta concepción única es una premisa que jamás ha estado en la mente de los responsables de la hermandad. Una vez más, será el tiempo quien se encargue de arrojar luz a esta cuestión.





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