Carlos Gómez. La llegada del inminente mes de Noviembre vuelve a traer a nuestras retinas la costumbre recurrente de ataviar a las dolorosas de las diferentes corporaciones penitenciales de manera singular por la celebración del mes de los difuntos. Así luce, con tal motivo, en la iglesia de San Antonio de Padua, Santa María Merced, vestida de luto riguroso, y derramando su belleza infinita presidiendo el hogar del que es Reina indiscutible. Este excelente reportaje de Sergio Linares da buena cuenta de ello.