Sí hermanos, estamos ya en otoño, concretamente en el mes de octubre, aunque las temperaturas, el clima y las procesiones nos hagan dudar si estamos realmente en el inicio del otoño o en el inicio de un caluroso mes de marzo o abril, fecha natural de nuestra semana grande. Y es que, fin de semana tras fin de semana, tenemos una entrega de lo que algunos llaman ya “Semana Santa diferida”.
Somos muchos los cofrades y son bastantes las hermandades que nacieron, crecieron o se reorganizaron en un periodo similar de la historia, y la coincidencia ha querido que sean muchas las que durante estos años celebren aniversarios de esos que conocemos como “de números redondos” Es por tanto natural que todos reclamemos nuestro derecho a realzar a nuestros titulares, más aún cuando llegan fechas importantes para conmemorar, y todos, hablemos con la mano en el corazón, deseamos poder culminar nuestra celebración con un acto público de fe importante y abierto al resto de la población, siendo la salida extraordinaria la escogida en la inmensa mayoría de los casos, ya que en ellas se aúnan esos sentimientos difíciles de explicar y aun más difíciles de interpretar.
Es verdad que cada vez son más las voces que hablan en privado de exceso, pero también son muchos los que reconocen que no se pierden una de estas salidas, incluso desplazándose a otras provincias y otras localidades para poder presenciar aquello que es inviable durante los días de Pasión. Muchos son los que opinan de lo general, pero al llevarlos a lo particular, al trasladarlos al ámbito de su hermandad lo ven comprensible e intentan argumentar aquello que unos minutos antes estaban valorando de manera no tan positiva, y es que como decía el Señor, vemos la paja en el ojo ajeno, sin ver la viga en el nuestro.
Manuel Orozco
Foto Antonio Poyato