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jueves, 20 de octubre de 2016

El Cabildo culmina la restauración de la capilla de la Conversión de San Pablo


Carlos Gómez. Esta mañana ha tenido lugar la presentación a los medios de comunicación de la restauración de la Capilla de la Conversión de San Pablo, un recinto que data de 1387 y en cuya intervención se han invertido 300.000 €. Una restauración que se ha prolongado durante el último año y que ha sido ejecutada por la empresa Anbar 2002 cuya máxima responsable, Anabel Barrena, ha compartido protagonismo con el presidente del Cabildo Catedral de Córdoba Manuel Pérez Moya.

Según ha puesto de manifiesto la propia Barrena, el aviso del que derivó la restauración surgió del equipo de mantenimiento de la Catedral que detectaron "humedades y la existencia de hongos, bacterias y otros restos inorgánicos". Se recupera de este modo una de la múltiples joyas que contiene la Catedral de Córdoba, en este caso una capilla situada frente al Mihrab y que antaño era conocida como capilla de los Muñices.

En el año 1387, este recinto fue donado para que en él fuese enterrado Don Pedro Muñiz de Godoy, maestre de Santiago, conociéndose desde entonces popularmente con el nombre de Capilla de los Muñices. Refundada y restaurada en el año 1610, la portada de acceso está rematada por el escudo de los Carrillos y sendos relieves a cada lado.

Su interior, es de planta rectangular y se encuentra cubierta por una bóveda de cañón de estilo italiano en la que destaca la bella decoración de yeserías y relieves; en ellos, están representados, entre otros, los cuatro padres de la Iglesia Occidental: San Gregorio Magno, San Jerónimo, San Ambrosio y San Agustín; en el centro, hay una imagen de la Coronación de María.

Presidiendo la capilla, hay un retablo que acoge en la hornacina central una escultura de San Pablo, quien porta en su mano derecha la espada, atributo que le caracteriza. La figura es una obra anónima del siglo XVII, mientras que el retablo está atribuido al escultor Felipe Vázquez de Ureta. Éste se encuentra rematado por un relieve en el que se muestra la escena de la degollación del santo, mientras que a izquierda y derecha, hay sendos cuadros sobre los apóstoles Santiago y San Felipe, ambos pintados por Fray Jerónimo de Espinosa en el siglo XVIII; sobre ellos, hay dos relieves en los que se representa a Santiago y a San Luis Rey.

También merece la pena destacar el sepulcro que podemos ver en el centro del recinto, delante del retablo. En él, se encuentran los restos de Don José Antonio Infantes Florido, obispo de Córdoba entre los años 1978 y 1996. Frente a la capilla hay una lápida de mármol que hace referencia a Don Pablo de Céspedes, racionero de la Catedral en el siglo XVI, así como arquitecto, pintor, escultor y escritor, quien murió en la ciudad de Córdoba en el año 1608.



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