Carlos Gómez. El patrimonio de nuestras hermandades penitenciales y lefíticas se alimenta con frecuencia de auténticas joyas que configuran parte de la historia colectiva de la memoria cofrade y el patrimonio artístico común. Joyas que se conservan gracias al especial mimo que los responsables de las distintas corporaciones ponen en la protección de enseres, atributos y elementos que forman parte del ajuar de las imágenes devocionales que se habrían perdido si la labor impagable.
Así lo entienden en la hermandad del Carmen y el Rosario de Santa Catalina que este primero de noviembre, como manda la tradición, volverá a recorrer con la Virgen del Rosario las calles del Barrio de Santa Catalina. Será a partir de las 18:30 cuando, acompañado de la Banda de cornetas y tambores Varón de Dolores, la virgen recorra, desde la Plaza de San Román, las calles Matahacas, Escuelas Pías, Ponce de León, Juan de Mesa, Alhóndiga, Dormitorio, Cristo de Burgos, Imagen, Santa Ángela de la Cruz, Dueñas, Doña María Coronel, Gerona, Plaza de los Terceros y Sol, para regresar a San Román.
Este año la hermandad lucirá una de las joyas de su Patrimonio Artístico, el Simpecado de Gala que ya procesionara por primera vez en el año 1768 y está compuesto por bordados de oro sobre terciopelo rojo con motivos de rocalla que enmarcan un óvalo pictórico que representa a Mª Santísima del Rosario.
Entre los estrenos destaca la peana del paso de María Santísima del Rosario en su primera fase diseñado y ejecutado por Julián Sánchez, donado por la cuadrilla de capataces y costaleros de la Virgen. Otro de los estrenos será el fajín de María Santísima del Rosario realizado por José Manuel Benítez con la colaboración de José Javier Fernández.
Tres razones añadidas para grabar la cita con letras de oro en el calendario subjetivo que cada cofrade cumplimenta y no perderse una de las procesiones que conservan un sabor más característico de cuantas preñan el otoño sevillano.
