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domingo, 2 de octubre de 2016

La Crónica: El Rescatado convirtió el primero de octubre en Domingo de Ramos


Esther Mª Ojeda. Concluía la celebración del 75 Aniversario de la Hermandad del Rescatado con una intensa, emotiva y anunciadísima salida extraordinaria con la que, al fin, se ponía la guinda a un pastel con el que el Señor de Córdoba y María Santísima de la Amargura no han dejado en ningún momento de recibir el cariño de los fieles en una jornada que ha gozado de elevadas dosis de intensidad.

La cita ha congregado a una ingente multitud de devotos y espectadores en buena parte del recorrido que no han querido dejar de acompañar en este día a Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado que, ya desde su temprana salida (a las 16 horas) se ha visto arropado por el calor y el afecto de un pueblo que, expectante, aguardaba su salida abarrotando la característica Plaza del Alpargate con las ganas contenidas con las que nos dejó el lluvioso y triste Domingo de Ramos.

Alterando la que es su costumbre y sello personal, siempre majestuoso -y con gran puntualidad - precedía a su Madre el Señor de Córdoba, dirigiendo su conmovedora mirada a los cordobeses que, como si del mismísimo Domingo de Ramos se tratase, lo esperaban invadiendo hasta el último rincón de las proximidades de la Parroquia de Nuestra Señora de Gracia a pesar de la hora y el consiguiente calor. Y así, escoltado por la Banda de Cornetas y Tambores Coronación de Espinas que, una vez más ha venido a corroborar por qué es digna merecedora de la confianza de muchas de nuestras hermandades, emprendía Nuestro Padre Jesús Rescatado su histórico camino hacia la Catedral.


A su encuentro, siguiendo el camino establecido por el Señor, aparecía una hermosísima Virgen de la Amargura, ataviada con el manto de su primera salida - bordado sobre terciopelo azul cielo y en el que asimismo se muestra el antiguo escudo fundacional - que bajo su clásico palio azul se abría paso a través de un mar de gente al compás de los sones de la jienense Banda de Música Manuel Garín de Linares, en la que la corporación ha venido confiando – con acierto demostrado – desde el año 2012.

Como era de esperar, ha sido precisamente a su llegada al templo mayor de la Diócesis donde se congregaba nuevamente un gran número de personas que no han querido dejar pasar la segunda ocasión – ya que la primera se vio irremediablemente frustrada por las condiciones climáticas – de ver juntos al Señor y a su Bendita Madre recorriendo el inigualable escenario que representa el Patio de los Naranjos, desatando con ello una expectación que se ha extendido por la emblemática – y normalmente complicada – Deanes, por la que el palio de María Santísima de la Amargura se mecía cautelosamente iniciando así su camino de regreso.


Quedaba aún por presenciar uno de los puntos llamados a convertirse en el plato fuerte del extenso recorrido: la Cuesta del Bailío. Con el mismo interés y atractivo que este lugar despierta cuando la Esperanza acude a su tradicional cita, descendieron los pasos del Señor y la Santísima Virgen debido a las circunstancias en las que se encuentra el que se quería su trayecto habitual pero que muchos han agradecido por tener la oportunidad de ser testigos de uno de los momentos álgidos en un día de por sí memorable. La cuadrilla del Señor dio una auténtica lección de cómo se baja Bailío mientras que Coronación estuvo particularmente sublime en este punto del recorrido. Un momento para el recuerdo sin lugar a dudas.

Avanzada ya la madrugada hicieron finalmente su entrada en el Alpargate la bellísima María Santísima de la Amargura y Nuestro Padre Jesús Rescatado, dando lugar a esa clásica y multitudinaria estampa con la que concluyó esta histórica jornada y su 75 Aniversario, ante las numerosas personas que, a pesar de la hora, pusieron todos sus sentidos en el que siempre ha sido y será el Señor de Córdoba.

Fotos Antonio Poyato






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