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domingo, 9 de octubre de 2016

La historia del primitivo Señor de Los Panaderos


Esther Mª Ojeda Pavón. Siempre es necesario echar en ocasiones la vista atrás, incluso en todo lo que atañe al ámbito cofrade. No solo por esa comprensible curiosidad que tantas veces nos empuja a hacer nuestras propias indagaciones en el pasado de las hermandades, sino también para llegar a conocer con ello los orígenes de la mismas así como las dificultades y superaciones que hicieron posible la continuidad de su historia y que nos ayuda a comprender mejor el presente.

En esta ocasión, esa retrospección nos conduce a recordar a la talla cristífera que precedió a la del actual titular de la hispalense Hermandad de los Panaderos y a la que mencionaba días atrás la cuenta de Archivo Cofrade en Twitter (@Archivo_Cofrade). Esta imagen de serenísima expresión fue en efecto reemplazada por la del imaginero Antonio Castillo Lastrucci – al igual que ocurriese con la totalidad del misterio con el que hasta entonces se había procesionado – en el año 1945 dejando atrás su pasado bajo la advocación de Nuestro Padre Jesús del Soberano Poder en su Prendimiento.

La imagen del Señor que fuese la imagen de la corporación hasta la llegada de la nueva talla, es anónima aunque ha sido en numerosas ocasiones atribuida al escultor Francisco Ruiz Gijón – también autor del celebérrimo Cachorro de Triana – con lo que cabría situar la fecha de su ejecución en el siglo XVII. Al igual que sucedió con un gran número de imágenes durante la oscura época de la Guerra Civil – entre las que siempre cabe destacar la Macarena y la Virgen de la Amargura por las impactantes imágenes que han llegado como un firme testimonio hasta nuestros días – la imagen del entonces Jesús del Soberano Poder en su Prendimiento, también debió ser ocultado en la cripta de la capilla para evitar que se sumase a las dramáticas destrucciones propias de aquel período. Una decisión que, aunque acertada, ocasionó a la imagen algunos daños de cierta gravedad.

A pesar de que la imagen fue sustituida por la de Lastrucci en el mencionado año de 1945, no es hasta el 19 de Mayo de 1972 cuando la Hermandad de los Panaderos acuerda con la también sevillana Hermandad del Juncal la cesión de su anterior titular, que encontraría su futuro ligado a esta última corporación ahora bajo la advocación de Nuestro Padre Jesús Cautivo en su Soledad. 

En ese mismo momento, dicha cofradía se pone en contacto con el imaginero Antonio Gavira Alba con motivo del patente deterioro de la talla del Señor. Es entonces cuando de las labores de restauración acometidas sale a la luz un pergamino que fechaba la última fase de rehabilitación de la imagen en el año 1925. Un trabajo que al parecer había sido desempeñado por el imaginero valenciano, aunque residente en Sevilla, Francisco Marcos Díaz-Pinta, quien había gozado de gran fama en la capital andaluza gracias a sus aportaciones para la Exposición Iberoamericana.

Con dicha entrega, se ponía fin a una tradición en la que el antiguo titular de la cofradía de la popular Calle Orfila había recibido culto durante tres siglos de historia, una huella que aún sigue reflejada en el azulejo que la Hermandad de los Panaderos sigue conservando en la fachada de su céntrica Capilla de San Andrés.



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