El pasado domingo me encontré, sin esperarlo con la romería en honor de San Miguel en Torremolinos. Así pues, biberón, chupe, potito y todo los arreos, allí que nos fuimos a verla. Me sorprendió la estética, para qué vamos a negarlo. En un primer lugar iban los peregrinos y caballistas, en segundo lugar las carrozas tiradas por bueyes (estilo rociero) y por último las carriolas tiradas por tractores. La comitiva partía de la rotonda del Turista, situada en la carretera que te lleva hasta Málaga, daba una vuelta por el centro de la localidad malagueña y terminaba en Los Pinares del Recinto Ferial, no un Santuario.
He estado toda la semana dándole vueltas a la cabeza sobre este tema, y no haga nada más que preguntarme si se han desvirtuado las famosas romerías que se celebran en nuestra tierra, o hemos cogido ese nombre para designar cualquier fiesta que hagamos al aire libre.
El término romería proviene de romero, que a su vez significa peregrino. Los peregrinos nacieron en la Edad Media, cuando lo hicieron las peregrinaciones hacia Santuarios o a Roma. Aquí en España, tenemos el ejemplo de Santiago. Con el tiempo se ha extendido a cualquier Santuario. Por lo tanto, ¿lo de Torremolinos debería llamarse romería si su destino no es ningún Santuario, vamos, ni parte de él?
Otra de las cuestiones que asaltó mi mente fue el escuchar música más propia de discoteca que de una romería andaluza. Almonte, en el Bando Municipal que saca todos los años para la celebración del Rocío anuncia que está totalmente prohibido poner música no típica andaluza. La verdad es que queda un poco fuera de lugar el estar escuchando "el Venao" o a Enrique Iglesias en ciertos momentos. Pero claro, si no partimos ni llegamos a un Santuario... todo es permisible, ¿no?
Cuidemos de nuestra cultura, de nuestro patrimonio. No nos dejemos llevar por nuevas corrientes que no creen nada más que en ellos mismos. Dejemos que sean las Cofradías las que organicen las romerías en cuestión, si no, nos cargaremos parte de nuestra cultura.
Raquel Medina