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lunes, 21 de noviembre de 2016

Candelabro de cola: Titulitis aguda


Muy Humilde, Ilustrísima, Real, Pontificia, Venerable, Ilustre, Seráfica, de Nazarenos, de Costaleros, de Capataces, Antigua, Honorable, Dominica, Franciscana, Carmelitana, Agustina, Concepcionista, del Santísimo Sacramento, etcétera, etcétera, etcétera...

De un tiempo a esta parte a nuestras cofradías les dio el punto de completar sus Títulos hasta límites insospechados. A veces uno se pregunta si el objetivo de las mismas no pasa por lograr extender aquél hasta ser capaces de completar por sí mismas una o dos páginas completas de los itinerarios de Semana Santa. Del mismo modo los propios escudos de las corporaciones han ido consiguiendo ser cada vez más complejos e incorporar más y más elementos a los mismos. De hecho uno ya no descarta encontrar algún día un astronauta en las volutas, columnas o cruces que forman parte de los distintos escudos corporativos de nuestras hermandades. Verás tú cuando alguien se entere de que en la portada de la Catedral Nueva de Salamanca hay, en efecto, un astronauta... Pareciera a veces que nuestras Hermandades buscan aparentar proceder de gentes de importante alcurnia, tener mayor caché, mayor relevancia y antigüedad que las que muchas, realmente poseen. Paradójicamente aquí en Córdoba viene a ocurrir un fenómeno contrario al que tiene lugar en Sevilla. Y es que uno observa que, mientras las cofradías hispalenses buscan, con más o menos fundamento, engordar su historia intentando conectar con antiguas cofradías ya extintas reconociéndose a sí mismas como sus legítimas herederas, aquí optamos en la mayor parte de los casos por hacer lo contrario. Hay incluso una hermandad de nuestro Viernes Santo que, cuando detalla su historia en su página web, solamente le falta jurar ante el Santísimo Sacramento que poseen un documento notarial que acredita que no tienen nada que ver con una hermandad desaparecida que representaba el mismo instante pasional que ellos representan en la actualidad cada año. Qué quieren que les diga... nosotros somos así. Raritos tela.

Evidentemente el tema de sustituir los escudos corporativos por otros más modernos, mejores o más complejos tiene sus contras. Hay muchas hermandades que mezclan en sus cortejos varas y hábitos con dos y tres escudos que la hermandad ha tenido en distintas épocas. La renovación tiene un coste, aunque algunos lo ignoren, no caigan o bien no quieran percatarse de ello. En fin, sin comentarios.

La última moda de la titulitis aguda de nuestras hermandades es la de incorporar Titulares que, faltaría más, sirven para incrementar el título en tres, cuatro, cinco o seis palabras más, lo que, lógicamente, luce mucho. El problema (ya vemos que no hay nada que no tenga su lado oscuro) viene cuando al flamante Titular toca rendirle culto y entonces el personal se da cuenta de que al Triduo a San Apapurcio bendito no van más que los de la junta de gobierno de turno. La mayoría de los cuales lo hacen, lógicamente, a punta de pistola preguntándose qué hacen ellos en los Cultos al santo tras leerse dos o tres veces el título de la hermandad para cerciorarse de que, en efecto, ahí está San Apapurcio y no se lo ha inventado el sacerdote para llenar un par de bancos de la iglesia. Entonces es cuando estos fulanitos se acuerdan de las madres y de los padres de aquellos que votaron que a San Apapurcio había que hacerlo Titular sí o sí. Triste guasa la de la titulitis.


Marcos Fernán Caballero


Foto ABCdeSevilla





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