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jueves, 3 de noviembre de 2016

El Amor impide legalmente el uso fraudulento de su marca


Carlos Gómez. "Comunicamos que a día de hoy la hermandad del Amor esta protegida como Marca nacional española no pudiendo utilizarlo con fin comercial ni publicitario sin contar con autorización expresa y por escrito por parte de la Hermandad". Con este contundente comunicado difundido a través de sus medios de información oficiales, la Hermandad del Amor ha anunciado el registro de su marca, lo que abarca nombre, escudos e imágenes, imposibilitando a partir de hoy su utilización sin expreso consentimiento de la propia hermandad, incurriendo en un delito en caso contrario.

Recordemos que hace poco más de un mes la Hermandad del Amor puso de manifiesto mediante la publicación de un comunicado, y a modo de advertencia, que se estaba produciendo venta sin el consentimiento de la Junta Gestora que rige los destinos de la hermandad, de recuerdos con los rostros de las Sagrados Titulares de la corporación del Cerro.

Según aclararon entonces fuentes cercanas a la hermandad, la persona presuntamente implicada, hermana de la propia corporación, habría reconocido que estos recuerdos eran para lucro personal. Aún así, el Amor quiso mediante el comunicado solventar las posibles dudas que pudieran existir sobre el destino del dinero recaudado, dejando claro que la corporación no recibe nada por la venta de estos recuerdos por parte de esta persona, evitando así posibles equívocos o engaños.

Así pues, ni la obra social, ni los demás fines que tiene la propia hermandad se ven beneficiados del uso que la corporación consideraba "fraudulento", emitiendo este comunicado a modo de aclaración para que los hermanos y vecinos no compren estos artículos pensando que con este hecho beneficia a la hermandad.

Es más que probable que los hechos denunciados entonces hayan tenido relación directa con esta iniciativa emprendida por la corporación del Cerro que impedirá, entre otros muchos abusos relacionados, que sucesos como los entonces denunciados, puedan cometerse sin tener consecuencias legales.

Foto Antonio Poyato






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