Carlos Gómez. Ella es una de las bellezas más indiscutibles de la ciudad de San Rafael. Una joya preciosa que atesora San Andrés. Una maravilla que cada Martes Santo reparte sus dones por las calles de la ciudad que espera sedienta la caricia de su aroma y que cada primero de noviembre espera la llegada de sus hijos para consolar sus corazones y entregarles su mano para que a ella se aferren. Una vez más, las puertas de San Andrés se convirtieron en un trocito de Cielo con su presencia, y una vez más nuestro compañero Antonio Poyato acudió a su llamada para regalarnos esta excelente crónica gráfica.
