Redacción. Tras la Misa de familia celebrada este último domingo de mes, en la Casa de Hermandad de la Candelaria, tuvo lugar el acto de presentación del retablo cerámico de la Virgen de la Candelaria que estuvo en la fachada de la iglesia de San Nicolás desde 1947 hasta 1970.
La recuperación de la obra ha sido posible gracias a la devolución del azulejo con el rostro de la imagen de la Virgen, que estaba custodiado por Pedro Manuel Luque Luque, hermano de la Corporación, y tras su fallecimiento en 1996 por su viuda, Encarnación Real. El resto de piezas estaban custodiadas por Martín Carlos Palomo García, también hermano, desde 1985, ya que fueron depositadas en los anaqueles de las capillas laterales de la nave de la epístola de la iglesia de San Nicolás y estuvieron a punto de perderse todas. Suerte que se conservaba la firma del pintor ceramista que lo ejecutó, Antonio Kiernam Flores en Cerámica Santa Ana.
La tarea de restauración y ejecución de nuevas piezas ha sido llevada a cabo por Ángel Lora Serrano, profesor de cerámica de la Escuela de Artesanos della Robbia, de Gelves, y afamado autor de retablos cerámicos.
El conjunto mide 1.05 x 1.50 y se le ha adicionado una leyenda inferior de 7.5 cm en la que pone “A la memoria de nuestro hermano y prioste perpetuo Pedro Manuel Luque Luque (1935-1996)” y su ubicación definitiva será en la escalera interior de la Casa de Hermandad.Al acto acudieron tanto la viuda de Manolo Luque como sus hijos, nietos y biznietos. También acudieron miembros de la familia Kiernam, para asistir a la recuperación de una obra de su tío.
Antes de descubrir el azulejo, que permanecía oculto tras un paño de damasco, tras las palabras de bienvenida del hermano mayor, Justo Rufino Charlo, Martín Carlos Palomo, como coordinador general del proyecto de recuperación, hizo una introducción con proyección de fotografías sobre la historia material del retablo, su ejecución por Antonio Kiernam y su desmontaje por el entonces prioste Manuel Luque.
A continuación, Ángel Lora describió el proceso de restauración. Por último, el paño de damasco fue retirado conjuntamente por la viuda de Manolo Luque y por Martín Carlos Palomo García, siendo gratamente elogiado el resultado final de todo el proceso.
La recuperación de la obra ha sido posible gracias a la devolución del azulejo con el rostro de la imagen de la Virgen, que estaba custodiado por Pedro Manuel Luque Luque, hermano de la Corporación, y tras su fallecimiento en 1996 por su viuda, Encarnación Real. El resto de piezas estaban custodiadas por Martín Carlos Palomo García, también hermano, desde 1985, ya que fueron depositadas en los anaqueles de las capillas laterales de la nave de la epístola de la iglesia de San Nicolás y estuvieron a punto de perderse todas. Suerte que se conservaba la firma del pintor ceramista que lo ejecutó, Antonio Kiernam Flores en Cerámica Santa Ana.
La tarea de restauración y ejecución de nuevas piezas ha sido llevada a cabo por Ángel Lora Serrano, profesor de cerámica de la Escuela de Artesanos della Robbia, de Gelves, y afamado autor de retablos cerámicos.
El conjunto mide 1.05 x 1.50 y se le ha adicionado una leyenda inferior de 7.5 cm en la que pone “A la memoria de nuestro hermano y prioste perpetuo Pedro Manuel Luque Luque (1935-1996)” y su ubicación definitiva será en la escalera interior de la Casa de Hermandad.Al acto acudieron tanto la viuda de Manolo Luque como sus hijos, nietos y biznietos. También acudieron miembros de la familia Kiernam, para asistir a la recuperación de una obra de su tío.
Antes de descubrir el azulejo, que permanecía oculto tras un paño de damasco, tras las palabras de bienvenida del hermano mayor, Justo Rufino Charlo, Martín Carlos Palomo, como coordinador general del proyecto de recuperación, hizo una introducción con proyección de fotografías sobre la historia material del retablo, su ejecución por Antonio Kiernam y su desmontaje por el entonces prioste Manuel Luque.
A continuación, Ángel Lora describió el proceso de restauración. Por último, el paño de damasco fue retirado conjuntamente por la viuda de Manolo Luque y por Martín Carlos Palomo García, siendo gratamente elogiado el resultado final de todo el proceso.