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miércoles, 14 de diciembre de 2016

El Cristo de Vergara de Juan de Mesa regresará a Sevilla


Carlos Gómez. Una de las joyas iconográficas que se hallan diseminadas más allá de las fronteras de Andalucía se encuentra en la guipuzcoana localidad de Vergara. Una obra del insustituible e inmortal Juan de Mesa que viajó a tierras vascas por encargo de Juan Pérez de Irazábal, Superintendente de la Armada y Contador Mayor de Felipe III y Felipe IV en la Real Hacienda de Sevilla. Acordando con el imaginero la hechura de un Cristo Crucificado que estaría vivo, clavado en la Cruz y coronado de espinas. 

Su envergadura debía ser superior al natural, alrededor de las diez cuartas, y el plazo de ejecución se fijó en 4 meses; con un coste que ascendería a 1300 reales. Una vez realizado, el Cristo de la Agonía permaneció en Sevilla durante un período de cuatro años hasta que fuer entregado a la Parroquia de San Pedro de la Villa de Bergara. Así, el 5 de Octubre de 1626, a manos del hijo del contador, Juan Bautista Pérez de Irazábal, fue entregada a dicha parroquia para hacer más universal la obra de un imaginero que nos entregó todo de sí.

"Dio tanto de Dios que se olvidó de sí". Su historia, anónima durante casi 300 años, parece dar calibre a esa afirmación que cataloga -al escultor y ensamblador con el grado de su gremio- como carne de beatificación durante una trayectoria vital que se expresa en unas imágenes que son fuerza y ternura, que despiertan la fe y el amor que emana de ésta.

En unos meses, el imponente crucificado que habita allende las fronteras naturales de nuestra más idiosincrasia regresará a Sevilla para ser expuesta en el Santo Ángel junto con el Cristo de los Desamparados de Martínez Montañés y el crucificado del Seminario Mayor de Granada de Pablo de Rojas. Previamente será restaurado en el Instituto de Patrimonio Histórico (IAPH) en el mes de enero. Este regreso será una oportunidad única para poder disfrutar de una de las joyas más desconocidas al menos en lo que a su observación in situ se refiere, de cuantas el gran Juan de Mesa tiene diseminadas por los cuatro puntos cardinales del orbe y que el caprichoso destino quiso alejar cientos de kilómetros de su Andalucía natal.






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