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viernes, 23 de diciembre de 2016

El tiempo vivido: La afición costalera


Uno de los temas que más perjudica el mundo cofrade y sobre todo, el del costal. Cuando la figura del costalero es empleada como si fuera un deporte, una afición, convertimos lo que es algo extraordinario y privilegiado en una especie de maratón católico, donde hemos pasado en algunos casos de los pasos a los gimnasios.

El costalero, como cualquier persona que compone el cortejo, debería saber que en primer lugar la figura de uno nunca es fundamental (los pasos siempre pueden ir a ruedas, pero no hay hermandad sin penitentes). El anonimato, la seriedad (cuando se debe)... Serían varios mandamientos del costaleros. Pero sin duda, sin la devoción y la fe al que va arriba, sin esa fe, cualquiera de los mandamientos anteriores se vuelven vacíos ante una de las mayores epidemias que carcomen la figural del costal y autodestruye lo más esencial de cualquier cofrade: la fe.

No convirtamos todo en algo falto de fe, como si se tratara de equipo deportivo para pasar el rato con los amigos. Para el fútbol, el baloncesto o un club de lectura lo mismo vale, pero para el mundo cofrade no.

Carlos Medina





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