De nuevo, como cada año llegó el día. Ese que marca en mi calendario el ecuador del último mes del año. Ese con el que inicio el tiempo de Navidad. Sí, como cada año llegó el día de la Esperanza. Un año más tengo que darte gracias. Tantas gracias que no sé muy bien por donde comenzar. Por eso, a solas, como tantas y tantas veces ya te contaré.
Hoy vengo a preguntarte qué es lo que tienes. Que mágica mirada posees que enamoras a todos. Tú bien sabes que son pocas las veces que te nombramos. No hace falta, la chica te coge, te besa, te mira, te vuelve a besar..., y es que, Esperanza... ¿qué tienes que está enamorá? Enamorá de tu mirá, de tu sonrisa, de tus manos, de tu boca... Te llama sin hablar aún, te huele sin estar a tu lado, te besa sin tenerte delante.
Sólo te tiene en la revista de la Hermandad. Sólo te tiene en el cuadro de casa de mi madre. Sólo te tiene en la estampa de mi monedero. Sin embargo creo que te tiene en algún lugar más, en su corazón. Y es que el macareno no hace falta que te tenga delante para quererte, para sentirte. El macarena te tiene siempre dentro de él.
Y así pasa mi hija los días, viviendo en la Esperanza de encontrarse en pocos días con la Reina de San Gil. Con "la Estrella de la Mañana De Morena de Juncal, Y de Gracia Sevillana. Con la Giralda en repique de alegría por los caminos del alba y también Torre del Oro entre espumas recamada, y Guadalquivir de encajes con orilla de esmeraldas, porque en sus cauces navegue Tu Pena de Sal Amarga.
Con la Bandera Del Candor y la Ternura, Rincón de amor y ventura y Calle de Cielo y Plaza escondida, y Cristal de sus fuentes, y Luz de sus esquinas y Flor de sus jardines, y Venda de su herida y Escudo de Gloria, y Sangre de su vida y árbol de su sombra, y Rosa de su espina y Ala de su vuelo y Campana en su arista y Perfume en su ambiente, y Color de sus días, y Copla en sus sentires y Faro y su Guía", como dijera Rodríguez Buzón.
Raquel Medina