Cuando esta vida te da un revés a una edad temprana hace replantearte la vida de forma diferente.
Hace ocho años sufrí ese revés tan grande que me hizo ver que este duro camino se tiene que recorrer con firmeza, con rectitud, aunque tengo que reconocer que a veces flaquee. Es en ese preciso momento, cuando ves que un ser querido toma su último suspiro de aliento, su último suspiro de esperanza cuando empiezas a hacerte las preguntas que nunca te has hecho antes. Sin embargo, siempre se cuenta con esa mano amiga que nunca te abandona. Esa con la que vas a llegar hasta el fin del mundo. Esa mano, que en los momentos de desaliento te agarra con más fuerza que nunca y no te deja desfallecer.