Y vuelvo a lo mismo de todos los años por estas fechas en el colegio en el que esté desarrollando mi actividad profesional. Un año más me veo sumergida en la celebración de Halloween entre calabazas y niños disfrazados de fantasmas o muertos vivientes.
Por mi nombramiento, me encuentro dando clase en Secundaria. Este año todos dan la asignatura de Religión, y ¿sabéis qué? Todos hablan de la celebración de una fiesta inventada por los Celtas, un pueblo guerrero que habitaba zonas de Irlanda, Inglaterra, Escocia y Francia, y que hoy en día, hemos convertida en española y comercial, como muchas otras.
Si preguntamos al alumnado, que vuelvo a repetir que en su totalidad dan Religión, que celebra la Iglesia los días 1 y 2 de noviembre, ninguno aprobaría, pues están inmersos en la celebración de esta fiesta que no era otra cosa que la celebración del final del verano hace miles de años.
¿Somos responsables de la pérdida de nuestra cultura? ¿Veremos como nuestro legado desaparecerá a favor de otra más globalizada?
Estos días son de gachas, de flores, de huesos de santos, incluso de las ricas migas. Después lucharemos por cosas insignificantes, mientras disfrazamos a nuestros hijos de monstruos y, algunos, hasta los llevarán a las Iglesias, como vi el año pasado.
En fin..., a ver si el año próximo hemos aprendido a defender parte de lo nuestro.
Raquel Medina
