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miércoles, 18 de enero de 2017

Historia de la llegada del Señor de la Coronación de Espinas


Esther Mª Ojeda. No sería la primera vez que Gente de Paz echa la vista atrás para remontarse a los orígenes y los primeros años de una hermandad tan reconocida a día de hoy como es la Merced. Por suerte, de ese pasado que supuso la incorporación de la cofradía de San Antonio de Padua a la Semana Santa cordobesa, es posible encontrar un buen número de fotografías y otro tipo de documentos, hecho que no supone obstáculo alguno para que muchos sigan encontrando de lo más curioso las instantáneas que muestran a los antiguos titulares de la corporación, que poco o nada tienen que ver con los realizados por el insigne imaginero Francisco Buiza.

Como ya recordábamos en anteriores publicaciones, corría el año 1954 cuando la Hermandad de la Merced consolidaba su fundación, adoptando por entonces como titular cristífero a una antigua imagen del Señor, popularmente conocida como “de los hortelanos” – ya mostrada en artículos previos - que tiempo atrás había recibido culto en la Iglesia del Convento de Campo Madre de Dios. Al parecer, la talla bajo la advocación de Nuestro Padre Jesús Humilde habría sido cedida por la Diputación provincial para la Parroquia del Buen Pastor y San Antonio de Padua.

A pesar de su titularidad en el seno de la cofradía, la imagen del Señor solo tuvo ocasión de salir en procesión entre los años de 1962 y 1964 aunque de manera simplemente simbólica, pues entonces se detectaron una serie de problemas en relación al espacio y los mecanismos que impidieron que esas salidas se convirtieran en costumbre. Esas dificultades, sumadas al avanzado estado de deterioro en que se encontraba Nuestro Padre Jesús Humilde para el año 1978, fueron razones más que suficientes para que la corporación del Lunes Santo se pusiese definitivamente en contacto con Francisco Buiza para encargar la hechura de un nuevo titular que se adecuase al proyecto de la cofradía, el cual incluía la realización de un misterio que diese completo sentido y armonía a la escena.

Así, en ese mismo año de 1978, el recordado imaginero daba forma a la imagen reconocida como una de sus obras cumbre y llamada a convertirse en objeto de admiración tanto por parte del pueblo cordobés como de los medios más críticos. Sin duda, las gubias de Buiza supieron dotar a la efigie de Nuestro Padre Jesús Humilde en la Coronación de Espinas de un realismo y dramatismo incuestionable, haciendo gala del característico neobarroquismo tan propio del artista, quien posaba satisfecho junto a su creación en la fotografía que ilustra este artículo, posiblemente realizada en su mismo taller. 

Desde ese momento, tan solo transcurrirían ya cuatro años hasta que la Córdoba cofrade pudo al fin ser testigo de la primera salida procesional de Nuestro Padre Jesús Humilde en la Coronación de Espinas, partiendo de un escenario mucho más sencillo de lo que lo es actualmente y también muy diferente de los puntos preferidos por el público cordobés para acompañar a las hermandades durante su estación de penitencia. Aunque ese factor no influyó en absoluto en la voluntad de los vecinos, quienes no dudaron en esperar al Señor a su salida, creando un ambiente de expectación, cariño y apoyo, siempre palpable en el contexto de la Hermandad de la Merced.

Rodeado de esos detalles, emprendía el expresivo Señor de la Coronación su primer recorrido por las calles cordobesas, superponiendo su silueta ante la emblemática Iglesia de San Lorenzo, tal y como se aprecia en la instantánea, sobre un paso que anteriormente había pertenecido a la Hermandad del Perdón de Cádiz y en el que aún no le acompañaban las fantásticas figuras del misterio, compuesto por el sayón y los dos soldados romanos del jerezano Francisco Pinto Berraquero.

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