Jesús Pérez. Como cada 6 de enero, los niños se despertarán con una inmensa ilusión, recibirán regalos de manos de Sus Majestades los Reyes Magos. Una tradición que llena a los más pequeños de una gracia inexplicable. El día 6 de enero es un día grande porque los niños llenan el mundo de alegría, ese estado que tanto falta día a día sobre todo a las personas que han perdido toda la inocencia de su infancia. Menos mañana, porque en la Plaza de San Lorenzo habrá un Rey que despertará la ilusión de todos. A ese rey le llaman popularmente Jesús del Gran Poder.
El 6 de enero se celebra la Epifanía de Nuestro Señor, que es la manifestación del Gran Poder de Dios en la Tierra. La Hermandad del Gran Poder lo celebra desde hace siglos con la Solemne Función Principal de su Instituto que culmina los cultos del Quinario a Nuestro Padre Jesús del Gran Poder.
La fiesta de la Epifanía debió estar vinculada con el Señor desde el origen de sus devociones y ya sabemos que en 1729 Felipe V honró con su visita al Señor en estas solemnidades.
Pero hasta algo más tarde, concretamente en la década de los sesenta del siglo XVIII no se comenzó a consagrar la celebración de una Novena en su honor, extendiéndose en principio desde el último día de cada año hasta el ocho de enero, con el fin de incluir dentro de la misma las solemnidades de la Epifanía y de la Circuncisión. Unos años después, en 1799, se aprobó la edición de la Novena al Señor del Beato diego José de Cádiz, quien dio un gran impulso a este culto.
Pero hasta algo más tarde, concretamente en la década de los sesenta del siglo XVIII no se comenzó a consagrar la celebración de una Novena en su honor, extendiéndose en principio desde el último día de cada año hasta el ocho de enero, con el fin de incluir dentro de la misma las solemnidades de la Epifanía y de la Circuncisión. Unos años después, en 1799, se aprobó la edición de la Novena al Señor del Beato diego José de Cádiz, quien dio un gran impulso a este culto.
En 1869 el Papa Inocencio IX concedió Indulgencia Plenaria a todos los fieles que, con las debidas disposiciones, hicieran visitar el altar donde se venera la imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder desde las primeras vísperas hasta la puesta del sol del día de la Epifanía del Señor.