Frente a Ti, navegando en tus
pupilas, bañándome en la orilla de tu edén… Me has ofrecido el mayor de los regalos.
Reclamaste mi presencia para ser el timonel del
navío de tus esencias. El humilde capitán al que el designio de los Cielos
quiso situar delante de tu candelería para que fijara el rumbo en el océano de la
fantasía y encauzara el incontenible caudal de sentimientos que se derrama en el
arrabal de la fe de mis hermanos. Y me siento tan pequeño ante tu grandeza
infinita, ante tu mirada, que necesito tu fuerza para acercarme a tu ribera, y
con tres golpes de llamador reclamar el silencio del universo… “¡vamos al Cielo
con Ella!... ¡tos por igual valientes!... ¡a esta es!… y entonces, el Paraíso se
instala en tu bendito barrio, y se detiene el mundo ante tu inmensa belleza, y se
abren las puertas del Cielo y descienden los mismos ángeles para ocupar un
sitio en tu divino regazo, en las trabajaderas de tu feudo, en el cortejo de tu Gloria, para secar tus lágrimas y transformarlas en celestial sonrisa que ilumine Córdoba…
Tú eres mi Faro y mi Guía
que alumbras por mi camino;
Tú eres el Viento que mueve
las aspas de mi molino;
Tú eres Estrella polar
que me lleva de peregrino;
Tú eres mi Meta y mi Norte
porque Tú eres mi Destino.
La luna quiere bañarte
de plata tras la ventana,
para enjugar con plegarias
el brillo de tu mirada
y te sueña caminando,
con paso de soberana,
dando tu Luz al gentío
que, entre saetas, te aclama.
Lucero de la mañana
y Estrella que alumbra el
día,
quiero encontrar tu jardín,
que tu Luz me sirva de guía;
el eco de mi alabanza
renace entre Avemarías
que son maná para el pueblo
que es barrio y es cofradía.
En los mares de la vida
siempre buscaré tu puerto
cuando mi alma esté perdida
y el llanto me lleve lejos,
porque tu amor me cautiva
y encalma el rumor del
viento,
y a tierra firme encamina
la barca de mis lamentos.
Tú eres mi Estrella
marcas mi rumbo por esta vida,
mi Niña Bella,
ven que te ofrezca lo que me pidas...
Tú eres mi Estrella.
Guillermo Rodríguez
Para la Titular Mariana de la Hermandad se
elige la bella, antigua y perdida en Córdoba, advocación de Estrella. Los
hebreos llamaban al Mesías: “Hijo de la Estrella", aludiendo a la cita de
los Números en la escritura.
La imagen la Nuestra Señora de la Estrella es
obra de Juan Ventura, al que le fue encargada el 18 de enero de 1986, llegando
a Córdoba el 5 de julio, siendo bendecida el 16 de noviembre del citado año por
Fray Ricardo de Córdoba en el Convento de las Esclavas del Sagrado Corazón
(Iglesia de San Juan), siendo las madrinas de este acto las hermanas de dicha
congregación.
Donde
primero aparece una representación de la Virgen con una estrella es en las
catacumbas de Domitila (fin S. II-principio S. III), donde encontramos en un
fresco la imagen de la Virgen entronizada con una estrella a la derecha. Los Santos Padres de la Iglesia interpretaron
el nombre de María como Stella Maris (Estrella del Mar), también lo hizo así el
abad Fulda Hrabanus Maurus, en el S. IX, donde dice que María es Estrella del
Mar, porque puso en el mundo sumergido en las tinieblas a Jesús, verdadera
Luz. El propio San Bernardo lo refiere en su comentario sobre Lucas:
"... así
como la estrella despide un rayo de luz sin corrupción de si misma, así, sin
lesión suya dio a luz al Hijo de Dios... "María es pues la libre Estrella
que se levantó de Jacob, cuya luz se difunde por todo el orbe".
La advocación de la Estrella y la del Carmen
están muy ligadas por los patronazgos a los marineros y con frecuencia son utilizadas como guías.
En el año 2009, se produjo uno de los
acontecimientos más esperados en la intensa vida de esta hermandad.
Después de muchos años de espera, la Estrella hizo por
primera vez estación de penitencia por las calles de Córdoba.
Dedicado a Rafael Giraldo (Capataz de Ntra. Sra. de la Estrella)