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jueves, 20 de diciembre de 2012

Tú eres mi Estrella


Frente a Ti, navegando en tus pupilas, bañándome en la orilla de tu edén… Me has ofrecido el mayor de los regalos. Reclamaste mi presencia para ser el timonel del navío de tus esencias. El humilde capitán al que el designio de los Cielos quiso situar delante de tu candelería para que fijara el rumbo en el océano de la fantasía y encauzara el incontenible caudal de sentimientos que se derrama en el arrabal de la fe de mis hermanos. Y me siento tan pequeño ante tu grandeza infinita, ante tu mirada, que necesito tu fuerza para acercarme a tu ribera, y con tres golpes de llamador reclamar el silencio del universo… “¡vamos al Cielo con Ella!... ¡tos por igual valientes!... ¡a esta es!… y entonces, el Paraíso se instala en tu bendito barrio, y se detiene el mundo ante tu inmensa belleza, y se abren las puertas del Cielo y descienden los mismos ángeles para ocupar un sitio en tu divino regazo, en las trabajaderas de tu feudo, en el cortejo de tu Gloria, para secar tus lágrimas y transformarlas en celestial sonrisa que ilumine Córdoba… 






Tú eres mi Faro y mi Guía
que alumbras por mi camino;
Tú eres el Viento que mueve
las aspas de mi molino;
Tú eres Estrella polar
que me lleva de peregrino;
Tú eres mi Meta y mi Norte
porque Tú eres mi Destino.

La luna quiere bañarte
de plata tras la ventana,
para enjugar con plegarias
el brillo de tu mirada
y te sueña caminando,
con paso de soberana,
dando tu Luz al gentío
que, entre saetas, te aclama.

Lucero de la mañana
y Estrella que alumbra el día,
quiero encontrar tu jardín,
que tu Luz me sirva de guía;
el eco de mi alabanza
renace entre Avemarías
que son maná para el pueblo
que es barrio y es cofradía.

En los mares de la vida
siempre buscaré tu puerto
cuando mi alma esté perdida
y el llanto me lleve lejos,
porque tu amor me cautiva
y encalma el rumor del viento,
y a tierra firme encamina
la barca de mis lamentos.


Tú eres mi Estrella
marcas mi rumbo por esta vida,
mi Niña Bella,
ven que te ofrezca lo que me pidas...
Tú eres mi Estrella.


Guillermo Rodríguez


Para la Titular Mariana de la Hermandad se elige la bella, antigua y perdida en Córdoba, advocación de Estrella. Los hebreos llamaban al Mesías: “Hijo de la Estrella", aludiendo a la cita de los Números en la escritura.

La imagen la Nuestra Señora de la Estrella es obra de Juan Ventura, al que le fue encar­gada el 18 de enero de 1986, llegando a Córdoba el 5 de julio, siendo bendecida el 16 de noviembre del citado año por Fray Ricardo de Córdoba en el Con­vento de las Esclavas del Sa­grado Corazón (Iglesia de San Juan), siendo las madrinas de este acto las hermanas de dicha congregación.

Donde primero aparece una repre­sentación de la Virgen con una estrella es en las catacumbas de Domitila (fin S. II-principio S. III), donde encontramos en un fresco la imagen de la Virgen entronizada con una estrella a la derecha. Los Santos Padres de la Iglesia interpre­taron el nombre de María como Stella Maris (Estrella del Mar), también lo hizo así el abad Fulda Hrabanus Maurus, en el S. IX, donde dice que María es Estrella del Mar, porque puso en el mundo sumergi­do en las tinieblas a Jesús, verdadera Luz. El propio San Bernardo lo refiere en su comentario sobre Lucas: "... así como la estrella despide un rayo de luz sin corrup­ción de si misma, así, sin lesión suya dio a luz al Hijo de Dios... "María es pues la libre Estrella que se levantó de Jacob, cuya luz se difunde por todo el orbe".

La advocación de la Estrella y la del Carmen están muy ligadas por los patronazgos a los marineros y con frecuencia son utilizadas como guías.

En el año 2009, se produjo uno de los acontecimientos más esperados en la intensa vida de esta hermandad. Después de muchos años de espera, la Estrella hizo por primera vez estación de penitencia por las calles de Córdoba.


Dedicado a Rafael Giraldo (Capataz de Ntra. Sra. de la Estrella)

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